Torre de San Martín
España

Adiós Euskadi, hola Teruel!!! – Día 12

Teruel existe, por supuesto que existe

Once días después tocaba  el momento en que debíamos ir volviendo a casa. Habían sido once días perfectos en los que habíamos descubierto lo mejor de las tierras navarras y vascas (sin olvidarnos de nuestro paso por Madrid). Unas tierras que nos han dejado enamorados y a las que nos encantaría volver para terminar de conocerlas del todo. Pero lamentablemente, puesto que no tenemos vacaciones indefinidas, debíamos ir deshaciendo nuestro camino en busca de nuestro hogar.

Al igual que hicimos el primer día de viaje, nos parecía mucha paliza de coche para los peques ir del tirón desde Pamplona a Murcia, así que hicimos una parada en una ciudad que muchas veces pasa desapercibida para el turista pero que tiene muchos atractivos que merece la pena conocer. Estamos hablando de Teruel.

Muchas veces desconocida, otras veces ninguneada, queríamos conocerla por nosotros mismos y ya os adelanto que Teruel bien merece una visita.

Desde nuestro querido hotel que nos había alojado durante 9 noches (todo un récord para nosotros, ¿verdad Laura? Jaja) hasta Teruel, nos separaban 4 horas en coche por lo que no madrugamos demasiado ya que pensábamos llegar después de comer a nuestro nuevo alojamiento. Serían las 5 de la tarde cuando llegamos hasta el apartamento que teníamos reservado (Apartamentos El Canónigo). Son unos apartamentos perfectos para ir en familia. Además, sus dueños son una pareja encantadora dispuestos a ayudarte en todo lo que necesites, y con unos conocimientos turísticos de su ciudad muy elevados. Muy recomendable.

El dueño (lo siento mucho pero he olvidado su nombre ) nos dio unos mapas de la ciudad y nos explicó con pelos y señales lo que no debíamos perdernos.

Así que, con los peques ya merendados, ya estábamos dando nuestros primeros pasos por la desconocida y bella Teruel.

La pequeña ruta que hicimos esa tarde fue la siguiente:

Como veis en el mapa, lo primero que quisimos conocer fue la Catedral de Santa Maria de Mediavilla, toda una maravilla que ostenta con todo merecimiento el título de Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Catedral de Santa María

Es una de las pocas construcciones mudéjar que se conservan en nuestro territorio. De hecho, en estilo mudéjar, tan sólo se conservan dos catedrales en España, la de Teruel y la de Tarazona.

Es un edificio que ostenta numerosos títulos. Está considerado Bien de Interés Cultural, Monumento Histórico-Artístico y Patrimonio de la Humanidad (la torre, la techumbre y el cimborrio). Casi nada.

Su construcción comenzó en el año 1171 finalizando la misma en 1257. Tiene la particularidad de que comenzó a edificarse en estilo románico y terminó de construirse en estilo mudéjar con la construcción de la torre.

El cimborrio fue construido en el año 1537. Su diseñador fue Juan Lucas, el cual ya disponía de experiencia en la Catedral de Zaragoza y en la de Tarazona.

Aunque la torre y el cimborrio son muy bonitos, sin duda lo más espectacular se encuentra en la techumbre que hay dentro del edificio. Lo particular de esta techumbre es que no sólo es decorativa, sino que también tiene funciones estructurales ya que se encarga de soportar la parte superior de la nave. Toda una rareza de la época mudéjar en la que las techumbres simplemente tienen funciones decorativas.

Techumbre de la Catedral

 

Desde nuestro apartamento a la Catedral apenas hay 5 minutos andando. Llegamos a la Catedral a través de la plaza Francés de Aranda en donde destaca una estatua de dicho personaje. Francés de Aranda fue un monje cartujo que fundó la orden de la Santa Limosna. Esta orden se dedicaba a recaudar dinero para ayudar a los más necesitados. De hecho, en la estatua, Francés de Aranda se representa portando en sus manos un cofre lleno de dinero.

Estatua de Francés de Aranda

 

El precio de la entrada es de 3€ por persona (Diciembre 2017). Con la entrada también tendréis acceso al Museo de Arte Sacro que está en la misma plaza. En este link podéis ver los horarios de apertura.

Del Museo, lo que más nos gustó es una exposición que había dedicada a los Cofres del Amor Aragoneses. Son unos pequeños cofres que se regalaban las parejas que contraían matrimonio como símbolo de esa unión. En la exposición pudimos ver dos piezas originales del siglo XIV. Especialmente uno de ellos nos encantó por la delicadeza con la que estaba trabajado y por la decoración tan bonita que tenía.

Cofre de los enamorados

Tras la visita al pequeño museo (no os llevará más de 30 minutos), entramos a la catedral dispuestos a descubrir por qué era Patrimonio de la Humanidad. Nada más entrar, lo primero que nos llamó la atención fue el espectacular retablo realizado en madera que se encuentra justo debajo del cimborrio. Es increíble la cantidad de detalles que unas manos expertas son capaces de reproducir en un trozo de madera. Gracias a la luminosidad que atraviesa el cimborrio, los detalles del retablo destacan mucho más.

Retablo de Santa María

Tras admirar el maravilloso retablo, alzamos la vista al techo, y allí se encontraba la techumbre catalogada como Patrimonio de la Humanidad. Lo mismo que hemos dicho de los detalles de los retablos, es perfectamente aplicable a la techumbre. Es impresionante el nivel de detalle alcanzado. La longitud de la techumbre es de unos 30 metros y no falta detalle en cada rincón. Además, tal y cómo hemos comentado antes, no sólo tiene una función estética, sino que también tiene una función estructural, aguantando el peso de todo el techo.

Techumbre de la Catedral

Cuando ya nos dolía el cuello de tanto mirar hacia arriba, volvimos a salir a la calle para continuar nuestro paseo camino de otra iglesia, la Iglesia de San Martín. En concreto, lo que más nos interesaba de esta iglesia era su torre, ya que también está declarada Patrimonio de la Humanidad.

Torre de la Iglesia de San Martín

Construida en el año 1316 y reformada más tarde en el siglo XVI, es una construcción mudéjar reconocida como Patrimonio de la Humanidad. Los arquitectos tuvieron la genial idea de, en su base, abrir un arco ojival para facilitar el paso de los transeúntes.

Su construcción está basada en el ladrillo y rematada con una bonita decoración compuesta de cerámica vidriada. Si queréis ampliar información acerca de su técnica de construcción, podéis visitar el siguiente link.

Torre de San Martín

 

La torre no nos defraudó en absoluto ya que es preciosa desde cualquier ángulo en que la observes. Atravesamos la torre por su puerta (que antaño servía como entrada a la ciudad) para poder contemplarla tal cuál la veían sus visitantes hace cientos de años, y es aún casi más bonita desde este lado.

Torre de San Martín

Desde aquí fuimos andando hasta la otra torre que también es Patrimonio de la Humanidad, la Torre del Salvador.

Una vez que habíamos visto la torre de la Catedral y la torre de la iglesia de San Martín, la verdad es que la Torre del Salvador no nos llamó mucho la atención. Además, es menos atractiva de cara al turista debido a que está perfectamente encajonada entre edificios, lo cuál dificulta enormemente su visión. El gran atractivo de esta torre es precisamente ese, parece mentira el rompecabezas en el que se encuentra.

La torre es prácticamente un calco de la de la Iglesia de San Martín. Tiene también un arco bajo la cuál discurre la Calle del Salvador

A esta torre es posible subir. El precio es de 2.5€ por persona (Diciembre 2017) y los horarios varían dependiendo de la época del año. En la web de Teruel Mudéjar podéis consultar toda la información acerca de la torre.

Torre de San Salvador en Teruel

Desde aquí, sólo nos quedaba por conocer en este día, las bonitas Escalinatas de Teruel.

Escalinata de Teruel

Es una obra del ingeniero turolense José Torán de la Rad. Su construcción se llevó a cabo en el año 1920 con el objetivo de salvar el desnivel existente entre la estación de tren y el Paseo del Óvalo. Debido a su espectacularidad, actualmente está considerada Bien de Interés Cultural.

La escalera tiene una doble función. Por un lado, tal y como hemos comentado antes, una función eminentemente práctica  para unir la estación con el resto de la ciudad. La otra función era la de embellecer la ciudad, proporcionando al visitante una primera vista realmente bonita de la misma.

 

Descendimos por la Calle del Salvador y fuimos a toparnos con la escalera. Desde donde mejor se aprecia la escalera es desde la parte de abajo, por lo que os recomiendo que bajéis para verla en todo su esplendor. Si vais con carrito de bebé o por la razón que sea no podéis bajar por ella, hay ascensores en su parte derecha para bajar.

Escalinata de Teruel

En la aparte de abajo hay un parque muy chulo para que los niños pequeños puedan jugar y correr un rato. Recordad: Muy importante que los niños tengan su momento de esparcimiento, de lo contrario se aburrirán y nadie disfrutará del viaje.

De aquí fuimos a cenar a uno de los muchos bares que hay en la Calle del Óvalo (justo la que hay en la parte de arriba de la escalera) por recomendación del dueño de los apartamentos en donde estábamos alojados. La verdad es que la recomendación fue muy buena ya que cenamos muy bien.

Tras cenar, volvimos al hotel ya que el día había sido muy largo. ¿Seguís pensando que no merece la pena visitarla? Pues aún quedaba un último día para terminar de conocerla a fondo. Pero eso, ya será otra historia.

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