Día 3. Sierra de la Tramuntana Un lugar mundialmente reconocido
Hoy toca un día de esos de los que no quieres que acaben nunca. Pueblos anclados en el pasado, cultivos de terraza, técnicas de agricultura milenaria, acantilados que se dejan caer en picado al mar…..si amig@s, hoy os desgranamos una excursión por la Sierra de la Tramuntana.
*Imagen obtenida de Flickr
Como viajeros, no hay nada como coger un coche y dejarte llevar por la intuición. Sí, siempre que podemos, nos gusta alquilar un coche y recorrer a nuestro antojo la zona que queremos visitar. Nos encanta esa sensación de libertad que es difícilmente alcanzable con otro tipo de transporte.
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Qué visitar en la Sierra de la Tramuntana
Hay tantos itinerarios como personas que visitan la Sierra. Unos prefieren adentrarse en plena Naturaleza y dejarse admirar por esos cultivos milenarios de los que os hablábamos anteriormente. Otros preferimos visitar sus pueblos y contemplar la vida pasar mientras descansamos en un banco imaginando la historia que hay detrás de las personas que vemos …..en fin, para gustos, los colores.
El recorrido que hicimos nosotros fue el siguiente:
- Salida desde Palma de Mallorca
- Valldemossa
- Sa Foradada
- Fornalutx
- Cap Formentor
- Vuelta a Palma de Mallorca
¡¡¡Con esto no quiero decir que eso es lo imprescindible!!!! Ni mucho menos.
Hay otras opciones igual de válidas como pueden ser Deiá, Esporles, Lluc, Biniaraix. Si queréis echar un ojo a todas las opciones que tenéis, no dudéis en visitar la web de la Sierra.
¿Os venís con nosotros a conocer esta maravilla? Poneos el cinturón, que arrancamos.
Como siempre hacemos en nuestros viajes, tocaba madrugar para recoger el coche de alquiler bien tempranito. Cuando uno viaja con niños, es imprescindible madrugar ya que arrancar cuesta un poco más. El reloj marcaba las 10 de la mañana, cuando ya estábamos subidos en el coche camino de Valldemossa.
Valldemossa
Dicha localidad cuenta con apenas 2000 habitantes. Parece ser que el pueblo tiene su origen en una pequeña comunidad rural, también conocida como alquería. Dicha alquería fue fundada por un noble árabe llamado Mussa. Con el caminar de los años, ValldeMussa terminaría por convertirse en el nombre del pequeño pueblo.
Sin duda alguna, el principal reclamo de este enclave es la Cartuja de Valldemossa. El origen de este conjunto arquitectónico se remonta a tiempos de Jaime II de Mallorca el cuál construyó este palacio para su hijo Sancho. Más tarde, en el año 1399, Martín el Humano cedió dicho palacio a los frailes cartujos, los cuales fundaron la actual Cartuja. Aunque sin duda alguna, dicha cartuja es aún más conocida debido a que en el invierno de 1838-1839, Chopin y la escritora George Sand se alojaron en ella. Durante su estancia, la escritora escribió su obra titulada Un Invierno en Mallorca.
«El frío nos ofrece paseos por la montaña nevada,
resguardo en increíbles museos, restaurantes donde
compartir una cena a la luz de las velas, la música
de un piano en nuestros conciertos privados y un sin
fin de situaciones en las que Valldemossa en Invierno
es algo más que…un destino»»
Lo mejor de este pueblo, es dejarse llevar por esas calles empedradas que respiran historia por sus cimientos. La visita nos llevó unas dos horas. Si vais sin niños, es perfectamente visitable en poco más de una hora.
Una vez visitado Valldemossa, nos encaminamos al coche para visitar uno de los miradores más reconocidos de Mallorca: Sa Foradada.
Mirador de Sa Foradada
Desde dicho mirador se obtiene una de las vistas más impresionantes de la Sierra de la Tramuntana. A la derecha mar, a la izquierda montaña y en medio…..en medio tenemos un capricho de la naturaleza… o no.
Digo que no porque en el año 1582, Mateu Sanglada dirigiendo a 50 cristianos, consiguió derrotar a 150 corsarios africanos en estas aguas. Quien sabe si, por lo tanto, este agujero es un capricho de la naturaleza o es la consecuencia de alguna bala de cañón.
Si os pilla la hora de comer en esta zona, tenéis un restaurante y un chiringuito en el que tomar algo con una vista privilegiada.
No fue este nuestro caso ya que aún era temprano para comer, así que nos montamos en el coche y seguimos con nuestra ruta. En un principio, nuestra próxima parada iba a ser el pueblo de Deiá, pero estaba abarrotado y era imposible aparcar, así que decidimos continuar hasta nuestra siguiente parada y dejar Deiá para una próxima visita.
Nuestro siguiente destino iba a ser el Puerto de Sóller.
Puerto de Sóller
Si bien el día anterior visitas la bonita Sóller a bordo del famoso tren.
Esta población la verdad es que es muy coqueta y está eminentemente ligada a su puerto el cuál es una maravilla.
A pesar de que no hacía un día de baño tal y como podéis ver en las fotos, habían algunos valientes que se atrevían a darse un chapuzón. Nosotros mejor lo dejamos para otra ocasión.
En esta localidad tienes infinitas opciones para comer. Nosotros nos decantamos por un restaurante italiano en el que pudimos degustar una pizza y un filete a la milanesa algo hinchado de precio. Se nota que esta es una localidad volcada al turismo. Tras un pequeño descanso, un café, y un paseo para que Daniel quemase las calorías consumidas, nos veíamos otra vez subidos al coche para llegar a nuestro siguiente destino: Fornalutx.
En apenas 15 minutos, estábamos en Fornalutx dispuestos a seguir conociendo esos pueblos maravillosos de la Tramuntana.
Fornalutx
Esta localidad apenas cuenta con 700 habitantes y merece la pena dedicarle una hora en recorrer sus empinadas calles.
Fornalutx se independizó de Sóller en 1837. Cosecha en sus vitrinas varios premios que reconocen la belleza del pueblo así como la contribución que hace a la Naturaleza. La verdad es que es un pueblo pequeñito pero lleno de rincones preciosos.
Aún nos quedaba una hora y media aproximadamente para llegar a Cap Formentor y ya no quedaba mucha luz, así que otra vez nos encontrábamos en el coche camino del punto más septentrional de la isla de Mallorca.
Cap Formentor
Cuando uno va en coche recorriendo esta magnífica sierra, es imposible no detenerse a observar las bellas panorámicas que nos dejan los múltiples miradores que nos vamos encontrando por el camino.
Al final, nos entretuvimos tanto que se nos hizo prácticamente de noche al llegar al cabo. Además, el último tramo de carretera no ayudaba nada ya que era un tramo bastante revirado. Pero bueno, ya que estábamos allí, no íbamos a dejar de visitarlo.
Tras aprovechar los últimos rayos de luz, la oscuridad cayó sobre nosotros, así que sólo nos quedaba la vuelta.
Esta vez no íbamos a volver por donde habíamos venido ya que nos habría llevado unas 3 horas de coche, así que volvimos por la autovía que atraviesa Mallorca de punta a punta.
En poco más de una hora estábamos en el hotel. Ahora tocaba la rutina de todas las noches cuando uno viaja con peques, baño, cambio de pañal y cena.
Una vez listo Daniel, salimos a cenar por los alrededores del hotel y dimos de lleno con un restaurante muy bueno: El Mariscal del Jamón. Bandejas de embutido enormes que incluyen de todo: queso, lomo, salchichón, chorizo, jamón.
Parece ser que es un bar bastante conocido en la ciudad porque estaba hasta los topes.
Tras esta estupenda cena, fuimos a visitar a nuestro gran amigo Morfeo, el cuál no tardamos mucho en encontrarlo ya que el día había sido largo y cansado.
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