Museo Titanic de Belfast. La historia del buque insumergible
Aunque Belfast no es una ciudad demasiado grande, curiosamente tiene mucho que ofrecer al turista. Si el día anterior lo dedicamos a conocer su agitada historia a través de sus murales, este día lo dedicaríamos a conocer la otra gran estrella de Belfast. Aunque por todos es bien conocida la breve historia del Titanic, no todo el mundo sabe que semejante mole de acero fue concebida, diseñada y construida en los astilleros de Belfast. Es aquí donde se encuentra el que probablemente sea, el mejor museo dedicado íntegramente al Titanic. No obstante, dicho museo consiguió el primer premio de los World Travel Awards 2016, premio que reconocía al museo como la mejor atracción turística de Europa. Es por ello que, estando en Belfast, esta sea una visita imprescindible. Con todos vosotros, el Museo Titanic de Belfast.
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Antes del museo, visita a los jardines del Ayuntamiento
Amanecía nuestro segundo día en Belfast. Un día soleado, aunque algo fresco. El hotel en el que nos alojábamos, se encontraba en pleno centro de la ciudad, muy pegado al Ayuntamiento. Así que decidimos hacer una pequeña visita a los exteriores del mismo.
Aunque es posible realizar una visita al anterior, decidimos no realizarla ya que no iba a ser fácil con dos niños pequeños recién despiertos y llenos de energía jeje.
Visita guiada al Ayuntamiento de Belfast
La visita es totalmente gratuita y no es posible realizar la reserva online. La única manera de realizarla es apuntaros nada más llegar al Ayuntamiento. Los horarios varían en función de la fecha.
En este enlace podéis ver los horarios.
Como decimos, apenas había 200 metros desde nuestro hotel al Ayuntamiento. Tras un breve paseo, el colosal Ayuntamiento se mostraba ante nosotros. Se trata de un lugar ideal para visitarlo con peques ya que está rodeado por unos bellos jardines que harán las delicias de los más pequeños de la casa.
El primer punto interesante de los jardines del Ayuntamiento lo podemos encontrar a su derecha si miramos su entrada principal de frente. En este lugar se puede contemplar un monumento a los valientes soldados que lucharon tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial.
Si seguimos recorriendo los jardines, lo siguiente en lo que debemos detenernos es en la fachada principal del edificio. Se trata de una imponente estructura en la que destaca una cúpula principal flanqueada a ambos lados por dos pequeñas torres. Sin ninguna duda, junto con el Parlamento de Budapest se trata de uno de los edificios consistoriales más bonitos que hemos visto a lo largo de nuestros viajes.
Como último lugar a destacar de los jardines, hay que nombrar por supuesto el monumento a las víctimas del Titanic. Se trata de un emotivo monumento en donde aparecen los nombres de las 1497 personas que perecieron ahogadas o a causa de las bajísimas temperaturas.
Tras la visita a los jardines del Ayuntamiento, nuestro siguiente destino se encontraba en el otro extremo de la ciudad. Visitaríamos una de las mejores universidades del mundo, la Universidad de la Reina de Belfast.
Universidad de Belfast
La Universidad inició su andadura en el año 1810, año en la que fue fundada como Queen’s College. Pertenece al selecto grupo Russell, grupo que aglutina a las universidades más importantes del Reino Unido.
Está considerada como una de las 180 mejores universidades del mundo y como la segunda de Reino Unido. Entre sus muros han estudiado varios Premios Nobeles y personalidades dedicadas al mundo de la investigación. No obstante, la Universidad se jacta de que un 94% de sus graduados encuentra empleo durante los seis primeros meses tras la finalización de sus estudios.
En definitiva, se trata tanto por su historia como por su rendimiento, de una de las universidades más importantes del mundo.
Una vez llegados al edificio principal, nos sorprendió para bien el porte del edificio. Se trata de un majestuoso edificio de ladrillo rojo rematado con torres puntiagudas. En cierto modo, tiene un aspecto similar al edificio del Parlamento Británico de Londres.
Además, los jardines exteriores de la Universidad están cuidados a la perfección, tal y como ocurre con los jardines japoneses.
Tras admirar los bellos jardines, pasamos al interior del edificio donde nos saludó una bonita estatua de mármol de Galileo. Curiosamente, a los peques les encantó la estatua y nos costó sacarlos de allí…cosas de niños jeje.
Tras nuestra lenta visita al maestro Galileo, seguíamos avanzando al interior de la universidad para visitar ahora los jardines interiores del complejo. Nuevamente nos topábamos con unos jardines cuidados a la máxima perfección. Simplemente nos sentamos en un banco y nos dedicamos a ver pasar a los pocos estudiantes que se dejaban caer por la Universidad en pleno Julio.
Tras tostarnos un rato al sol, echamos un rápido vistazo a la guía que llevábamos y vimos que, justo al lado de la Universidad, se encontraba el Jardín Botánico de Belfast. Así que, puesto que aún era temprano, decidimos ir a visitarlo antes de ir al Museo Titanic.
Jardín Botánico de Belfast, uno de los pulmones de la ciudad
Fueron creados en el año 1828 con la idea de ser un jardín privado. Mantuvo este status hasta 1895, fecha en la que se convirtió en un jardín público. Sin duda alguna, la atracción principal del jardín es la Casa de las Palmeras, un invernadero de dos alas en donde conviven todo tipo de plantas.
Nada más entrar al jardín, los árboles y los inmensos jardines ya nos dan una pista de lo que nos espera en el interior. La verdad es que los belfianos tienen muy buen gusto por los jardines.
Además, tened en cuenta que, si vais con niños, el jardín botánico se trata de un lugar ideal para que estos pasen un buen rato, lo pasarán en grande corriendo entre los árboles.
Lo primero que visitamos fue el invernadero conocido como Casa Tropical del Barranco. Os aviso, si lo pasáis mal con las altas temperaturas, ni se os ocurra entrar. La temperatura interior es de unos 36 grados…con un 100% de humedad. No llevábamos ni un minuto dentro cuando empezamos a sudar como si nuestro cuerpo se estuviese evaporando. Aún así, nos armamos de valor y lo visitamos.
El interior, aunque muy caluroso, es una auténtica maravilla. Decenas de árboles tropicales se agolpan unos contra otros, en busca de esa sofocante temperatura. Aunque no es posible pasear entre los árboles, han ideado unas pasarelas superiores desde donde observan los árboles, una idea estupenda con la que han logrado aunar la conservación de los árboles con el disfrute turístico.
Tras unos cuantos minutos en el interior, teníamos la necesidad de volver a salir al exterior del recinto ya que es muy difícil aguantar dentro del invernadero durante demasiado tiempo.
Ya en el exterior, y con nuestros cuerpos a una temperatura adecuada, nos acercamos a visitar el Jardín de las Rosas. Se trata de un jardín en el que podemos encontrar infinidad de variedades de rosas, muchas de las cuales ni siquiera habíamos oído hablar nunca.
Aunque no es un jardín demasiado grande, se trata de un auténtico placer para la vista, para el olfato…y para la cámara de fotos. Si sois aficionados a la fotografía, este es un lugar ideal para dejar volar vuestra imaginación ya que tenéis encuadres realmente bellos.
Tras un agradable paseo por el jardín de las rosas, fuimos a visitar la Casa de las Palmeras, el principal punto de atracción del jardín botánico.
Por fuera, el pequeño invernadero tiene un toque muy elegante con su estructura de hierro recubierta de cristales. Ya dentro, el invernadero está separado en dos alas. En ambas alas, se pueden observar un sinfín de plantas bajo un manto de humedad algo sofocante (aunque no tanto como el invernadero que acabábamos de ver). Aunque el interior es bonito, sin duda alguna el exterior lo es mucho más ya que, bajo nuestro parecer, las plantas se encuentran algo apiñadas y no pueden ser admiradas como se merecen.
Tras una breve visita a la Casa de las Palmeras, ahora sí tocaba el turno del gran highlight de Belfast, el Museo Titanic.
Museo Titanic de Belfast
Desde el jardín botánico hasta el museo, teníamos en torno a 45 minutos andando, así que, aprovechando que los peques se habían dormido, decidimos ir dando un paseo parando a comer en una pizzería que encontramos a medio camino.
El museo se encuentra en el extremo noreste de la ciudad, al otro lado del río Lagan, en la zona de los astilleros de Belfast.
Si seguís esta misma ruta, justo antes de cruzar el puente os encontraréis con dos bonitos monumentos de Belfast. Por un lado, una torre réplica del Big Ben de Londres, el Albert Memorial Clock. Esta torre fue construida en 1869 en honor al príncipe Alberto, marido de la Reina Victoria. Como curiosidad, hay que destacar que dicha torre tiene una pequeña inclinación, por lo que los habitantes de Belfast la llaman la pequeña Pisa.
En segundo lugar, y a poca distancia del Albert Memorial Clock se encuentra el Big Fish. Se trata de una escultura de 10 metros de largo que representa un pez. Dicho pez está construido con azulejos de cerámica sobre los que podemos leer trocitos de historia de la ciudad de Belfast. Sin duda alguna, una escultura muy original que hará las delicias de los más peques de la casa.
Tras conseguir arrancar a Daniel y Hugo de la escultura, dirigimos nuestros pasos por fin al museo. El Titanic nos esperaba.
Información de utilidad para la visita al museo
En esta ocasión, no voy a escribir aquí los detalles de los horarios de apertura ya que varían mucho en función de la época del año, por lo que es mejor que visitéis la web oficial del museo para conocer los detalles a fondo.
En cuanto a los precios, ocurre lo mismo. Hay unas cuantas tarifas por lo que es mejor que le echéis un vistazo a todos los precios disponibles a través del link que os acabo de poner.
Comienza la visita al museo, nos adentramos en la historia del Titanic
Desde lo lejos, el museo se vislumbra como si de la proa de un barco se tratase. No es casualidad, ya que su diseñador Eric Kuhne, así lo ideó.
Justo antes de llegar al museo, podéis ver por fuera el Nomadic, que era el barco que se usaba para transportar a los pasajeros desde el puerto al barco. Para visitar por dentro el Nomadic, debéis primero ir al museo y comprar la entrada conjunta, por lo que casi siempre lo visitaréis a la vuelta.
Tras comprar las entradas, comenzamos la visita del impresionante museo.
Antes de nada os dejo un documental de National Geographic en donde se nos muestra una teoría distinta a la archiconocida colisión con un iceberg. Juzgad vosotros mismos:
Lo primero que se visita es una exposición de todo el proceso de fabricación del buque. En dicha exposición os haréis una idea de toda la maquinaria y los medios que se usaron para la construcción del Titanic.
Además, el interior del museo está construido como si se tratase de los interiores de los astilleros. Por si esto fuera poco, existe una pequeña atracción en la que os subiréis en una cabina y haréis un recorrido interactivo en el que, una voz en off, os irá contando a través del recorrido cómo eran las condiciones de los miles de obreros que participaron en la construcción del Titanic.
Tras salir de la atracción, nos dirigimos a un bonito mirador que existe en el museo. Desde este mirador es posible contemplar el lugar exacto donde, tanto el Titanic como el Olympic (gemelo del Titanic) fueron botados. El lugar lo reconoceréis porque existe pintada en el suelo una línea con el lugar exacto de la botadura.
Esta zona del museo nos gustó mucho ya que, en ella, podemos ver fotografías reales realizadas durante la construcción del Titanic. Así nos podemos hacer una idea de las monstruosas dimensiones tanto del buque como de las instalaciones usadas para la construcción del buque.
Siguiendo con el tour, la siguiente zona a visitar son unas recreaciones de los camarotes que existían en el Titanic. La verdad es que la diferencia es sustancial entre los camarotes de 1ª y los de 3ª.
Lo siguiente que hicimos fue salir al exterior del museo para pasear por la zona de botaduras que habíamos visto desde el mirador. La verdad es que, una vez abajo, es donde realmente te das cuenta de las increíbles dimensiones del buque insignia de la White Star Line.
Os recomiendo que vayáis hasta el final del muelle ya que desde allí tendréis una bonita vista del museo y, si os lo montáis bien, quizá lo podréis ver desde una óptica diferente…
Por último, dedicamos unos cuantos minutos a visitar el Nomadic que, como hemos dicho, era el barco que se usaba para transportar a los pasajeros entre el muelle y el barco (en caso de que este no pudiese atracar en el puerto). Bajo mi punto de vista, la visita está mal organizada ya que, tras ver el museo y todo lo relacionado con el Titanic, la visita al Nomadic no impresiona tanto. Aún así merece la pena dedicarle un rato a visitar esta pieza de la historia.
Con esta visita terminaba un completísimo día. Un día en el que comenzamos descubriendo el bonito Ayuntamiento, nos dejamos caer por las ramas del conocimiento en la Universidad de Belfast, y terminamos sumergiéndonos de lleno en la historia del buque más conocido de la historia, el Titanic.
6 Comments
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Alicia de Trotajoches
Me ha encantado el post Oscar y tus niños que guapos!!! No me imaginaba Belfast así de bonito y tampoco sabía que allí había un museo del Titanic. Creo que tengo que ir organizando el viaje 😉
latitude
Pienso que Belfast es una gran desconocida. A mí personalmente me gusto mucho!!
PerderseporelMundo
Vamos a ver si gracias a vosotros, nos decidimos y vemos Belfast. Viviendo en Londres y que no nos hayamos acercado todavía, «tiene delito».
Gracias por acercárnoslo un poco más y enseñarnos todo lo que tiene que ver, tanto el museo del Titanic como la ciudad en sí.
No nos olvidaremos de estos dos posts y los tendremos presentes para verlo todo.
Saludos.
latitude
Desde luego, lo vuestro tiene delito jaja. Belfast es una ciudad que merece una visita. Seguro que os gustará!!