Bioparc de Valencia – Día 3 Una visita imprescindible con los niños
Aunque a nosotros (Laura y Oscar) nos habría gustado más seguir conociendo los entresijos de Valencia, creímos oportuno hacer esta visita para que los niños (sobre todo Daniel) disfrutasen viendo animales (y nosotros disfrutando viendo su cara de felicidad jeje).
Aunque no somos muy partidarios de visitar lugares en los que los animales no gocen de libertad, reconocemos que en el Bioparc gozan de espacios bastante grandes para que los animales puedan ejercitarse. Además, las zonas estaban muy limpias y los animales tenían buen estado en general, por lo que creo que es una visita que merece la pena.
Nota: Evitad visitar lugares en los que los animales no estén bien tratados ni con unas condiciones mínimas de vida!!! No contribuyáis al maltrato animal, por favor.
Habíamos estado todo el día anterior diciéndole a Daniel que al día siguiente íbamos a ver animales y él sólo tenía en mente uno de ellos: el león. Teníamos muchas ganas de ver su cara la primera vez que viese al gran Rey de África.
Desde nuestro coqueto apartamento, cogimos el coche temprano para estar a primera hora en la entrada del recinto y así aprovechar al máximo nuestra visita al Bioparc.
A las 10:30 estábamos ya en la puerta de entrada del recinto con nuestras entradas imprimidas desde casa. A esa hora ya había mucha cola por lo que agradecimos enormemente haberlas comprado online.
Nada más entrar, te hacen la típica foto al lado de una figura de un gorila que podrás comprar a la salida.
Comenzamos a subir por un puente desde el que se obtiene unas estupendas vistas de la ciudad y nada más bajar comenzamos, ahora sí, nuestra visita propiamente dicha.
El primer entorno en el que nos paramos fue el de Madagascar donde los estirados flamencos nos daban la bienvenida.
Tras los flamencos, teníamos muchas ganar de ver por primera vez en nuestra vida a los curiosos lemures. Para ello, hay que entrar a un recinto vallado (no se puede pasar con sillas de bebé) en donde podemos pasear junto a ellos. Vimos unos cuantos lemures encaramados en lo alto de los árboles mirándonos con unos ojos muy atentos. ¿No son preciosos?
Tras la visita a Madagascar (algún día seguro que visitaremos de verdad esta fantástica isla), era hora de visitar la sabana africana y ver por fin el tan ansiado león del que Daniel llevaba hablando unos cuantos días ya jajaja. Los animales de este hábitat del Bioparc están en un espacio bastante grande en el que pueden correr y ejercitarse.
Los primeros que vimos fueron a los imponentes elefantes. Habría una manada de 6 o 7, y solo ver la cara de asombro de Daniel, ya mereció la pena el viaje entero.
Tras ver los elefantes, pasamos a conocer a los pequeños y curiosos suricatas. Como curiosidad os contaré que las rayas que tienen en su pelaje son únicas para cada individuo (al igual que ocurre con nuestras huellas dactilares).
Tras esto, tocaba el turno de ver a todos los animales que se encuentra en el gran espacio de la sabana africana. Jirafas, leones, cebras y rinocerontes entre otros se dejaban ver para delicia de Daniel.
Tras esto, llegaba el turno de nuestros más cercanos ancestros. Hablamos por supuesto de los gorilas y los chimpancés. Pudimos ver un gran espalda plateada cuidando de toda su prole. Además, había un gorila pequeñito que era una auténtica preciosidad. Aunque en el Bioparc están bien cuidados, este animal hay que disfrutarlo en libertad, y confiamos en verlos alguna vez entre las nieblas de Uganda o el Congo…
Tras esto, asistimos a una exhibición educativa de aves y mamíferos en donde nos explicaron algunas características de ciertos animales como el impresionante Maribú africano, uno de los carroñeros más grande del mundo.
Con esta pequeña exhibición, dábamos por finalizada nuestra visita al Bioparc en el que, a pesar de tener a los animales en cautividad, están muy bien cuidados o por lo menos, así nos lo pareció a nosotros.
Sin embargo, el día no finalizaba aquí, ya que queríamos acercarnos a un lugar que no nos había dado tiempo a visitar el día anterior en Valencia: las Torres de Quart.
La verdad es que cuando nos encontramos frente a frente con estas torres, nos impresionaron mucho más que las Torres de Serrano. La razón es ni más ni menos que por las heridas que a día de hoy se pueden ver en las torres como consecuencia de las guerras que han visto sus ojos.
Por supuesto, al igual que ocurre con las Torres de Serano, las de Quart también son visitables.
Ahora sí, el día llegaba a su fin y por extensión también esta escapada. Tres estupendos días en los que comenzamos a conocer los maravillosos pueblos de la Comunidad valenciana, su capital, Valencia y el Bioparc, lo que supone un planazo si vas con los más peques de la familia, porque al final, ver sus caras de asombro, no tiene precio.
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