Qué ver y cómo ir de Tokio a Nikko Visitando los templos más bonitos de Japón
Hoy era uno de esos días que llevábamos marcado en rojo en nuestro viaje. Hoy era donde nos metíamos de lleno en los afamados templos japoneses.
Aunque Japón tiene miles y miles de templos esparcidos por toda su geografía, es en el pueblecito de Nikko (situado a unas dos horas) donde están algunos de los más conocidos.
Cuando estábamos planeando el viaje, teníamos la duda de si pasar un día más en Tokio, o aprovechar este día para visitar Nikko. Finalmente nos decidimos por esto último y ya os puedo decir que fue todo un acierto.
Sin ninguna duda fue uno de los días donde más disfrutamos ya que nos sumergimos de lleno en esa cultura budista que tanto nos gusta. Además, los paisajes y los templos son espectaculares en esta localidad. Una perfecta sincronía entre la Madre Naturaleza y las edificaciones humanas rodeadas todas ellas de ese inconfundible olor a incienso. Bienvenidos a Nikko.
Nuevamente volvíamos a madrugar ya que nos esperaban dos horas y media hasta nuestro destino en Nikko. Además, por si fuera poco, hoy iba a ser nuestro estreno en esos trenes japoneses de los que todos hemos oído hablar en alguna ocasión, los rápidos y puntuales trenes bala.
El día anterior habíamos ido a una estación JR cualquiera (de las muchas que hay en Tokio) para reservar nuestros tickets en el tren bala. Aunque hay mucha frecuencia de trenes, pero no queríamos perder el que salía bien temprano para poder aprovechar al máximo las horas del día.
Llegamos hasta la estación de Tokio, buscamos nuestro andén y lo primero que vimos fue todo un ejército de personas para limpiar el tren nada más llegar a la estación.
Como ya he dicho en alguna ocasión, el orden y la limpieza de Japón están a otro nivel de cualquier país que yo haya visitado. Como ejemplo de ambas cosas, podéis ver la foto de arriba. Absolutamente nadie traspasa la línea amarilla hasta que el tren llega. Una vez que el tren se ha parado en la estación, la gente que quiere entrar espera pacientemente en fila india a que la gente salga del tren. Cualquier cosa nos llama la atención.
Ya sentados en el tren, entra el revisor, nos pide los tickets, y cuando se va del vagón hace una reverencia. Desconozco si en señal de respeto a los pasajeros, al tren…o vaya usted a saber. Orden, limpieza y educación, señas de Japón.
Tras un pequeño trasbordo en Utsunomiya, llegamos por fin a nuestro destino final, Nikko.
De Nikko (el pueblo) la verdad es que poco podemos contar, eran tantas las ganas que teníamos de llegar al complejo de los templos que apenas nos paramos en echar un vistazo al pueblo.
Ascendimos la larga calle que va desde la estación a los templos y lo primero con lo que nos encontramos fue con el precioso Puente de Shinkyo que salva el río Daiya que atraviesa Nikko. Estuvimos un buen rato tomando fotografías del puente ya que nos pareció realmente fotogénico.
De ahí tomamos uno de los caminos que se adentra en el complejo de los templos para comenzar nuestra visita.
Lo primero que nos llamó la atención fue la increíble naturaleza que rodea el recinto. Cientos de árboles se agolpaban alrededor de los templos y de los toriis siendo testigos de excepción de lo que allí íbamos a ver.
Empezamos a andar, y lo primero con lo que nos encontramos fue con el santuario Toshogu, que a la postre sería el que más nos gustó de todos los que hay.
Tras pagar la entrada al recinto (1300 Yenes, unos 10€, Julio 2018), lo primero con lo que nos encontramos fue con una espectacular pagoda de cinco pisos que nos daba la bienvenida.
La entrada al recinto del santuario se hace a través de una puerta custodiada por los dioses Nio, uno a cada lado de la puerta.
Tras cruzar la puerta, giramos a la izquierda para encontrarnos con una imagen que seguro os suena a todos, la de los tres monos sabios. Son esos tres monos que no ven, no oyen y no hablan y que tan famosos se han hecho.
Justo enfrente del edificio donde están los tres monos, podemos ver otro edificio con otras dos tallas bastante curiosas. Son figuras de elefante, y la curiosidad está en que fueron creadas por un escultor que no había visto jamás un elefante. De ahí el nombre de los elefantes, sozonozo, o lo que es lo mismo, elefantes imaginados.
Seguimos paseando por el santuario Toshogu y todo lo que vemos nos gusta. Da la sensación que estamos inmersos en una película y que en cualquier momento va a aparecer un grupo de monjes budistas rodeados de una nube de incienso.
Tras regalar a nuestros ojos una maravillosa experiencia en el santuario de Toshogu, llegaba la hora de visitar otro santuario (dentro del mismo complejo de Nikko), el santuario Futarasan.
Aunque no tiene la misma vistosidad que el de Toshogu, igualmente nos gustó, ¡¡¡como todo en Nikko!!!
Continuamos nuestra visita rindiendo honores en esta ocasión a Tokugawa Iemitsu, tercer shogun de los Tokugawa y nieto de Ieyasu, visitando el que es su actual mausoleo.
Es un mausoleo muy parecido al del primer shogun, pero un poco menos espectacular debido a que Iemitsu no quería eclipsar al mausoleo de su abuelo (santuario Toshogu) debido al profundo respeto que sentía por su abuelo.
Se nos hacía la hora de comer y habíamos leído en algún blog, acerca de un restaurante donde se comía de lujo y a unos muy buenos precios. El restaurante se llama Hippari Dako. Habíamos leído que cada persona que iba dejaba una nota colgada en la pared del restaurante. La verdad es que las fotos resultaban curiosas, así que no lo dudamos y fuimos allí a comer. Efectivamente, era increíble la cantidad de notas de viajeros de todo el mundo que habían allí. Miles de notas tapaban cualquier rincón de la pared. Habían notas hasta en el techo. Por supuesto, nosotros cumplimos con el ritual y dejamos la nuestra también jeje.
*Nota: Según parece, han reformado el local y han quitado muchas de las notas que allí habían. ¡¡Esperemos que la nuestra siga!!
La verdad es que la comida nos pareció exquisita. De entre todo lo que comimos, los Yakitori (una especie de pinchitos de pollo) nos parecieron sublimes!!!
Con el estómago lleno y nuestro mejor deseo plasmado en una nota de papel nos disponíamos a recorrer un sendero que habíamos descubierto casi por casualidad pocos días antes de visitar Nikko, hablamos del sendero de Kanganmafuchi.
Para encontrar el sendero, lo que tenéis que hacer es seguir la carretera desde el Puente de Shinkyo de manera que el río quede a vuestra izquierda. En unos 10 minutos llegaréis a otro puente por el que deberéis comenzar y desde donde comienza el sendero propiamente dicho.
Dicho sendero es un camino que transcurre a lo largo del río Daiya en el que podremos observar unas estampas realmente bellas.
Pero sin ninguna duda, lo más conocido de este sendero son una serie de curiosas estatuas situadas en fila india que nos observan atentamente. Son unas estatuas llamadas Jizos y realizadas en piedra.
Aunque originalmente habían 100 estatuas, algunas de ellas fueron destrozadas durante la inundación que tuvo lugar en 1902, y que también destrozó el Puente de Shinkyo. Actualmente quedan unas 70 figuras, que a veces se las denomina como Bake Jizo, debido a la creencia de que estas figuras cambian de sitio escondiéndose de los viajeros, lo que imposibilita contarlas con exactitud.
La noche se nos echaba encima, así que comenzamos a desandar el camino justo a tiempo, ya que justo cuando nos quedábamos sin luz conseguimos salir del sendero. Lo bueno es que pudimos fotografiar el precioso Puente de Shinkyo durante la noche.
Ya en Tokio, nos despedíamos de la ciudad de la mejor manera posible….cenando un exquisito sushi. ¿Os hemos dicho ya que nos encanta jaja?
El día acababa, pero el viaje continuaba. Nara nos esperaba.
6 Comments
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Carmine
¡Brutal! Que ganas tengo de ir a Japón… parece un sitio increible. Mi gran tarea pendiente. Una gran entrada, a tener en cuenta por si algun dia me decido a dar el paso y visitar Japon. Un saludo.
latitude
Me alegro que te haya gustado Carmine. El día que te decidas, si necesitas ayuda, aquí estoy.
Saludos!!!
El Mundo Con Ella
¡Qué maravilla!
Este lugar sin multitudes me ha encantado. Y si pudiera encontrar muchos más sitios así, creo que sí me decidiré a viajar a Japón. Yo también pienso que fue un acierto vuestra elección.
Ahora que los precios me parecen bastante elevados: el tren 87€ es una pasada y la entrada al templo 10€ también; sobre todo, me parece cara la entrada al templo contando que sois dos y que no es el único lugar que vistáis ¿Es más barato para nacionales?
Un abrazo!!!!
latitude
Japón tiene un montón de lugares para visitar, no sólo aglomeraciones de turistas jeje. El transporte es caro, por eso recomendamos comprar el JR Pass.
La verdad es que no tengo ni idea del precio para nacionales….
Saludos!!