Qué ver en Hiroshima y Miyajima en un día La ciudad que resurgió de sus cenizas
Hoy tocaba un día de esos que es imposible olvidar. Hoy nuestra mente no estaba en el día que marcaba el calendario sino en una calurosa mañana del 6 de Agosto de 1945. Aquel día la historia de la Tierra cambió para siempre. Concentradas en una bomba atómica, se encontraba toda la maldad, la crueldad y la locura de la que el ser humano es capaz de hacer gala.
En venganza por el ataque japonés de Pearl Harbor, los americanos lanzaron la primera bomba atómica de la Historia sobre una ciudad japonesa que hasta la fecha había pasado inadvertida. Una ciudad que, debido a la fuerza de la explosión, quedo completamente arrasada, llevándose consigo la vida de 105.000 inocentes. Los que corrieron menos suerte, no murieron al instante, haciéndolo días después tras horribles sufrimientos debido a las quemaduras y exposición a los fatídicos rayos gamma.
La ciudad se llama Hiroshima y hoy íbamos a conocer de primera mano su trágica historia.
Navega directamente
El ataque a Hiroshima
La II Guerra Mundial estaba llegando a su fin. Los alemanes prácticamente acorralados se daban por vencidos debido a la superioridad de los aliados. Habían pasado seis años desde que comenzase la guerra. Una guerra en la que, como en todas las guerras, nunca hay un bando vencedor. Cuatro años antes de la fatídica fecha, Japón atacó por sorpresa y sin previa declaración de guerra a los Estados Unidos, causando cuantiosas bajas personales y materiales. La consecuencia fue inmediata, Estados Unidos declaró la guerra a Japón al día siguiente jurando venganza por tan infame ataque.
Durante esos cuatro años la guerra se desarrolló prácticamente en Europa donde ingleses y franceses trataban de detener el brutal avance alemán. Con la ayuda de Estados Unidos y Rusia, Alemania poco a poco fue replegándose hasta no poder aguantar más y firmar su rendición un 8 de Mayor de 1945. Cuando parecía que todo llegaba a su fin y ya se podía empezar a hacer el recuento de las innumerables bajas militares y civiles, aún quedaba la puntilla. Estados Unidos no había olvidado ni mucho menos el ataque japonés contra Pearl Harbor y durante esos últimos 4 años, había estado desarrollando la más mortal de las armas vista nunca sobre la faz de la Tierra, la temible bomba atómica.
La bomba (bautizada como Little Boy) fue cargada en el bombardero B-29 (bautizado como Enola Gay) con un destino marcado en rojo sobre el mapa, Hiroshima. El 6 de Agosto de 1945, el Enola Gay dejaba caer su mortífera carga sobre el cielo de Hiroshima, haciendo explosión a unos 590 metros sobre el suelo. El calor desprendido fue tal que el aire circundante se calentó instantáneamente hasta el millón de grados alcanzando el suelo poco después. Todo lo que había en un radio de 1.6 kilómetros fue calcinado casi al instante. Se llegaron a localizar daños materiales a una distancia de 16 kilómetros.
Paseando por Hiroshima
Ahora que ya hemos situado en el contexto histórico a esta ciudad, vamos a ver qué podemos visitar en la ciudad para conocer estos hechos de primera mano. Además, para terminar el día os propondremos una visita muy especial donde liberar la mente después de todo lo vivido en este día.
Castillo de Hiroshima
También conocido como «La Carpa», fue un castillo construido en 1589. Originalmente fue realizado en madera de pino pasando a convertirse en 1931 como Tesoro Nacional. Como prácticamente todo en Hiroshima, el castillo fue arrasado por completo por la bomba atómica. Por lo tanto, lo que podemos visitar hoy en día es una reconstrucción del original.
La arquitectura de castillo japonés dista mucho de lo que los occidentales entendemos por castillo. En el caso de Hiroshima, el castillo más bien se trata de un recinto amurallado, una especie de mini-ciudad. Hay que olvidarse de esas grandes torres almenadas para dar paso a unas especies de pagodas.
Dentro del castillo, podréis visitar el santuario sintoísta de Hiroshima Gokoku, reconstruido tras la bomba atómica gracias a las aportaciones privadas de los ciudadanos de la ciudad.
Cuando nosotros lo visitamos, había una celebración en dicho santuario. Nos encantó ver a niños pequeños ataviados con los típicos japoneses.
Os recomiendo que subáis a la parte alta del castillo ya que, desde allí, gozaréis de unas fantásticas vistas de la ciudad.
Precio y horario del Castillo de Hiroshima
- El castillo abre todos los días de 09:00 a 18:00. En invierno está abierto hasta las 17:00
- En cuando al precio, es de 400 yenes (unos 3.2€, Enero 2019)
Parque de la Paz
Llegamos a uno de los puntos más importantes de la ciudad, el Parque Conmemorativo de la Paz. Antes de la caída de la bomba atómica, toda esta zona era el corazón de la ciudad ya que aquí se encontraban la gran mayoría de edificios económicos y administrativos de la ciudad.
El hipocentro de la bomba se situó aproximadamente en esta zona a unos 590 metros de altura. Hoy en día se pueden visitar varios monumentos así como el espeluznante Museo de la Paz.
Cúpula de la bomba atómica
Sin ninguna duda se trata de la estructura más conocida del parque y de todo Hiroshima. Antes de la fatídica explosión, este edificio servía como Sala de Promoción Industrial de Hiroshima. Este edificio se hizo mundialmente famoso ya que, tras la explosión fue de la poco que quedo en pie.
Durante la reconstrucción de la ciudad, había partidarios de demoler el edificio y partidarios de dejarlo en pie como un símbolo de paz mundial. Afortunadamente, ganaron estos últimos y el edificio fue incluso declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en el año 1996. Lo que podemos ver hoy en día es exactamente lo que quedo en pie tras la explosión. Quitando este edificio, todo lo que había en unos cuantos kilómetros a la redonda, se redujo a escombros.
El edificio nos impresionó muchísimo. Hace que traslades al fatídico 6 de Agosto de 1945 e imagines lo que allí ocurrió. Este edificio es un testigo mudo de una de las mayores tragedias de la humanidad. Sus paredes y su cúpula sin cubierta fueron testigos de como miles y miles de cuerpos fueron vaporizados al instante. Quizás, la divina providencia quiso que quedase en pie de manera que todos seamos conscientes de que lo que allí ocurrió no vuelva a ocurrir nunca más.
En los alrededores hay pancartas explicativas con fotos de cómo quedó la zona tras el desastre. Como siempre, una imagen vale más que mil palabras.
Monumento a la Paz de los Niños
En Japón existe una bonita tradición que dice que todo aquel que haga mil grullas de origami (lo que en España conocemos como pajarita de papel), le será concedido un deseo.
Sadako Sasaki fue una niña japonesa que tan solo contaba con dos años cuando explotó la bomba nuclear en Hiroshima. Aunque no murió en ese momento, debido a la radiación, le fue diagnosticado leucemia a los pocos años. Cuando fue hospitalizada, Sadako se enteró de la tradición de las grullas de origami e hizo en el hospital las mil grullas con la esperanza de que al completarlas, los dioses la curaran de su enfermedad. Lamentablemente, Sadako murió en 1955 por lo que su deseo nunca fue concedido. Los amigos y familiares promovieron la idea de construir un monumento basado en la historia de la pequeña Sadako. Finalmente, dicha idea se llevó a cabo y el monumento fue construido en 1958.
El monumento consta de 3 patas sobre las que se encuentra una figura de bronce de la pequeña Sadako sosteniendo una enorme grulla.
Museo Conmemorativo de la Paz
Hasta la fecha, es el museo más triste que hemos visitado. Un museo en el que el corazón se te encoge hasta su mínima expresión. En él puedes ver maquetas del antes y del después de la ciudad. Tras ver esto es cuando te das cuenta que la bomba arrasó una ciudad entera y entonces eres consciente de todo lo que supuso la explosión.
Aparte, también podéis ver cuáles fueron los efectos físicos de la explosión en las personas. Según cuenta el museo, los más afortunados murieron al instante sin sufrir dolor ya que fueron vaporizados casi instantáneamente. Los más desdichados no murieron en ese momento. Algunos deambularon durante varios días entre terribles sufrimientos debido a las quemaduras. Otros, murieron al cabo de los pocos años debido a la letal radiación que asoló la ciudad.
También es posible ver distintas prendas que llevaban los ciudadanos el día de la explosión y ver el estado en quedaron dichas prendas.
Con el cuerpo más bien revuelto, salíamos del museo con una tremenda sensación de ansiedad. No podemos (ni queremos) imaginar lo que aquella pobre gente sufrió. Necesitábamos un respiro, un descanso entre tanto dolor. Esa cura tiene nombre y se llama Miyajima.
Miyajima, el oasis del alma
Si alguien me preguntase alguna vez, qué lugar es obligatorio visitar en Japón, sin ninguna duda diría que Miyajima. Se trata de una isla muy próxima a Hiroshima en la que podemos admirar el Santuario de Itsukushima, todo un icono del país y reconocido como uno de los 3 paisajes más bellos del país (junto con la Isla Matsushima y el banco de arena de Amanohashidate).
Cómo llegar a Miyajima desde Hiroshima
La mejor forma de llegar a la isla es a través de un ferry que podéis coger justo enfrente de la estación de tren de Miyajimaguchi. Si contáis con el JR Pass, este ferry es gratuito. En este enlace podéis ver los horarios de los ferries.
El trayecto en ferry apenas dura 10 minutos y os dejará a unos 10-15 minutos del Santuario de Itsukushima. En esta foto os dejo el lugar donde desembarca el ferry y el lugar donde se encuentra el santuario.
Santuario de Itsukushima
Se cree que fue construido en el año 593, aunque esto no es a ciencia cierta ya que otras fuentes hablar del año 811. Sea como fuere, los edificios que podemos ver hoy en la actualidad no son de esa época ya que diversos incendios obligaron a reconstruir el santuario. Finalmente, el último incendio tuvo lugar en el año 1223, restaurándose el santuario en el año 1241, que es de cuando datan los edificios que podemos ver hoy en día.
Como casi cualquier santuario sintoísta, consta de varios salones entre los que destacan el salón principal, el salón oratorio o el salón de las ofrendas. Pero este es un templo vivo, y con el paso de los años se han ido añadiendo más y más edificios por lo que actualmente es un conglomerado de diferentes estancias, cada una con un fin. Por supuesto no puede faltar una pagoda que, en el caso de Miyajima es de cinco pisos.
Pero sin duda alguna, lo más curioso de este santuario es la localización en la que se encuentra ya que está situado encima del agua en un lugar con mareas. Estas mareas hacen que puedas (o no) pasearte a pie de playa viendo el santuario desde una perspectiva totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados.
Muchas de las estancias son perfectamente visitables por lo que os podéis hacer una idea de cómo son por dentro la mayoría de ellas. Como veis en la foto de abajo, la limpieza y el orden es la característica principal de las estancias.
Torii flotante
Recuerdo perfectamente hace muchos años, haber visto una foto de un torii (recordad que un torii es una especie de puerta japonesa situada en la entrada de los santuarios sintoísta que establece la separación entre el mundo profano y el mundo sagrado) que parecía flotar. Automáticamente quedé enamorado de esa estampa y me puse a investigar donde se encontraba. Finalmente descubrí que estaba aquí, en la isla de Miyajima. Así que cuando comencé a diseñar el itinerario del viaje, tenía marcado con una cruz roja bien grande este lugar ya que necesitaba verlo con mis propios ojos.
Debido a su excepcional situación, el torii ha tenido que ser reconstruido en distintas ocasiones. El que podemos ver hoy en día, data del año 1875.
Al igual que ocurre con el santuario de Miyajima, el torii también está afectado por las mareas por lo que cuando la marea está baja es perfectamente posible andar al lado de el, mientras que cuando hay marea alta, da la impresión de que el torii está flotando sobre el agua.
De esta manera acababa un intenso día. Un día en el que nuestras almas se encogieron conociendo de primera mano las atrocidades que causaron la bomba atómica. Afortunadamente, Miyajima está ahí en Hiroshima y no por casualidad. Los dioses han querido que este remanso de paz se encuentre a pocos kilómetros de donde una ola de fuego y calor arrasó todo a su paso. Un remanso de paz muy necesario para calmar la ansiedad. El viaje continuaba.
One Comment
Pingback: