Asakusa, Ikebukuro y Shinjuku, barrios imprescindibles de Tokio Un día de contrastes, tradición frente a futuro
Si el día anterior en Tokio, tuvimos un día muy movido, esto no iba a ser menos, ya que el planning que nos habíamos propuesto era muy exigente. Pero como se suele decir…palos con gusto con duelen jeje.
Comenzaríamos el día visitando el barrio de Asakusa, uno de los barrios imprescindibles de Tokio y un precioso barrio donde sin ninguna duda, el enclave más conocido es elespectacular templo de Senso-ji. De ahí iríamos a ver Tokio desde las alturas, y qué mejor que ir a un centro comercial-zoológico-mirador-rascacielos. Sí, no me he vuelto loco, todo en uno, seguid leyendo y os lo cuento. Por último, nos despediríamos de Tokio paseando por uno de los barrios más transitados de la ciudad, el barrio de Shinjuku, donde la modernidad se hace realidad. Un día muy ajetreado pero en el que nos hicimos una perfecta idea de esa simbiosis entre tradición y futuro que sólo Japón sabe llevar a cabo de una manera exquisita.
Como decimos, comenzaríamos el día por el barrio de Asakusa en donde visitaríamos el impresionante templo Senso-ji.
Así lo hicimos nosotros, y bien temprano ya nos encontrábamos en las afueras del templo.
Habíamos leído por internet que la mejor manera de entrar al templo Senso-ji era atravesando la puerta Kaminarimon (puerta del trueno) y por supuesto, así lo hicimos nosotros.
La verdad es que la puerta nos dejó impresionados. Es la viva imagen de lo que tenemos en mente si alguien nos habla de algún templo japonés. Es un «todo» perfecto en donde no sobra ni falta nada. Solamente con verla ya te haces una idea de que lo que está por venir te va a dejar maravillado…como así fué.
Atravesamos la puerta para encontrarnos con una calle muy peculiar, la calle Nakamise.
Es una calle que tiene unos 250 metros de longitud en la que comparten espacio ochenta pequeñas tiendas. Las tiendas están dedicadas a la venta tanto de souvenirs (de aquí nos trajimos unos palillos japoneses que a día de hoy aún no hemos estrenado… habrá que estrenarlos, ¿no Laura?) como de dulces de todo tipo entre los que destacan los bizcochos rellenos de pasta de judía roja (ningyoyaki). Por supuesto, nosotros probamos dichos bizcochos y la verdad es que no nos parecieron ningún manjar…
Cada tienda tiene en su entrada, su correspondiente farolillo rojo. Todo muy japonés.
Tras atravesar la calle, nos topamos con otra puerta que nada tiene que envidiarle a la puerta de Kaminarimon, hablamos de la puerta Hozomon.
Esta puerta, a diferencia de la puerta Kaminarimon, sólo contiene dos figuras que representan a los sempiternos y adorados luchadores de sumo japoneses.
Como curiosidad, esta puerta también cuenta con dos alpargatas de paja, creadas por los habitantes de la localidad de Murayama en agradecimiento por haber elegido a uno de sus ciudadanos como escultor de las dos figuras de la puerta.
*Foto obtenida de Flickr
Ahora sí, tras cruzar la puerta Hozomon, ya veíamos el templo con nuestros propios.
Pero antes de cruzar la puerta, nos dio tiempo para hacer una bonita foto de la puerta Hozomon con una espectacular pagoda de cinco pisos al fondo.
Nada más cruzar la puerta, la estampa que teníamos ante nosotros era fabulosa. El templo principal se mostraba ante nosotros tras una neblina que se elevaba de un quemador gigante de incienso. Y es que, como en todo templo budista, existe un quemador para barritas de incienso en donde los fieles queman el correspondiente incienso «atrapando» el humo y llevándoselo a la parte del cuerpo que les duela simplemente a aquella que quieran mejorar.
Nuestra mirada, enseguida se desvió a la derecha buscando con curiosidad una especie de juego. Finalmente, el «juego» resultó ser el omikuji, o lo que es lo mismo, unos papeles en los que aparecerá la suerte que vas a correr. Por 100 Yenes, puedes tomar al azar un palito de bambú que está metido en una caja metálica. Este palito contiene un número indicando el número de cajón que debes abrir y en el que se encontrará el famoso papel con una predicción. Por supuesto, nosotros quisimos conocer nuestro destino. No recuerdo exactamente la predicción, lo que sí recuerdo es que a mí (Oscar) me tocó la mala suerte y a Laura la buena. ¿Qué me tendrá deparado el futuro?
Por cierto, fue muy gracioso ya que, como veis en la foto no aparecen números o símbolos latinos. Todo en perfecto japonés, así que estuvimos como 10 minutos buscando el cajón que nos había tocado a cada uno jajaja.
Tras esto, seguimos paseando por los jardines del templo. Como ya hemos dicho en alguna ocasión (o dos o tres), los japoneses son unos maestros en esto del paisajismo y es un auténtico placer pasear por los jardines de cualquier templo, ya que está todo cuidado al más mínimo detalle. Mires donde mires, tienes la sensación de que absolutamente nada está dejado al azar.
Tras un agradable paseo por los jardines del templo, nos centramos en el edificio principal del templo, también conocido como Kannon-do.
Aunque el interior es bonito, pero sin duda nosotros nos quedamos con el exterior, de una belleza abrumadora. Es uno de esos sitios en el que el simple hecho de verlo con tus propios ojos, hace que haya merecido la pena el viaje.
Con este edificio, daríamos por finalizado nuestra visita a Sensoji, y un nuevo barrio nos esperaba. Un barrio que poco a poco va cogiendo fama entre los turistas debido a las numerosas tiendas de anime y de manga existentes. Hablamos de Ikebukuro, otro de los barrios imprescindibles de Tokio.
Para ir a Ikebukuro, nada más fácil que tomar la línea Yamanote y bajaros en la parada del mismo nombre, Ikebukuro.
Así lo hicimos nosotros y en apenas 30 minutos, ya estábamos paseando por uno de los barrios que más nos sorprendió. En Ikebukuro te puedes encontrar cosas muy raras (como casi en cualquier barrio de Tokio) como por ejemplo, un edificio con forma de….teléfono móvil!!!
Como hemos dicho anteriormente, Ikebukuro es bien conocido por sus tiendas de cómics (manga en japonés). Paseando por el barrio, te das cuenta que hay un gran número de tiendas dedicadas a la venta de estos cómics. Además, también observamos que es un barrio muy frecuenta por gente joven.
Pero debemos reconocer que, uno de los alicientes que nos habían traído a visitar este barrio, no era el ver tiendas de cómics, sino ver Tokio desde las alturas.
Aunque en la ciudad existen cientos de opciones, nos decantamos por un edificio (o mejor dicho, un complejo) que ofrece una serie de actividades ideales para pasar un buen rato. Entre las actividades, hay que mencionar la de visitar un acuario, visitar un planetario, un centro comercial gigante o subir a un observatorio a casi 240 metros de altura para ver la enorme ciudad a tus pies. Hablamos del complejo Sunshine City.
Como decimos, el Sunshine City es un complejo en donde pasar unas cuantas horas. Lo primero que hicimos fue pasear por el centro comercial por si veíamos alguna ganga para comprar, pero nada de nada. Los precios en Japón nos parecieron muy parecidos a los que tenemos en España.
Habíamos oído hablar de que en dicho complejo existía un acuario, así que no nos lo pensamos dos veces y allá que fuimos a visitarlo.
La verdad es que el acuario está muy chulo, tienen una gran variedad de animales entre los que destacan los cangrejos araña, las focas, los leones marinos y los pingüinos.
Lo más curioso del acuario, es una especie de piscina en forma de O que se eleva por encima de nuestras cabezas y en la que, si tenemos suerte, podemos ver alguna foca nadando.
* Foto obtenida de Flickr
Tras la visita al acuario, llegaba la hora de nuestras espectaculares vistas a la ciudad. Para ello, nos dirigimos al edificio Sunshine 60 (en el mismo complejo del Sunshine City) y tomamos el ascensor hasta la planta 60. Por cierto, este ascensor es uno de los más rápidos del mundo, situándose como el sexto de este ranking.
Salimos del ascensor, con la emoción de saber que estábamos a punto de ver una de las más bellas panorámicas que se pueden obtener de Tokio. Y por fin, nuestros ojos se asomaron a los ventanales que dejan ver la belleza y la grandiosidad de la capital japonesa. Ante nuestros ojos, miles y miles de edificios se perdían en el horizonte. No exageramos ni un ápice si decimos que fuimos totalmente incapaces de ver el final de la ciudad.
Estuvimos un buen rato, observando tal estampa. Parece increíble lo que el ser humano ha conseguido en esta ciudad. Una ciudad que se extiende sin límite alguno más allá de la imaginación humana.
Tras hacer unas cuantas fotografías, poníamos rumbo a un nuevo destino. Esta vez tocaba el turno de uno de los barrios más transitados (junto con Shibuya) de Tokio. Un barrio lleno de vida, tiendas y neones. Hablamos por supuesto de Shinjuku, otro de los barrios imprescindibles de Tokio.
Para ir desde Ikebukuro a Shinjuku lo tenéis muy fácil. Nuestra querida y bien consabida línea Yamanote conecta ambas estaciones (Ikebukuro y Shinjuku), por lo que si disponéis del JR Pass, más fácil imposible.
Una vez llegados a la estación de Shinjuku….enhorabuena!!! Sois uno más de los 2 millones de personas que circulan diariamente por esta estación. En el año 2007, tuvo el récord con 3.64 millones de personas cada día. O lo que es lo mismo, ¡¡estáis en la estación de tren más concurrida del mundo!!
Vamos a hacer en este momento un ejercicio de imaginación. Pensad en Tokio. Pensad en esa imagen que tenéis de ella aunque no hayáis estado nunca… ¿Ya? Seguro que a muchos de vosotros os ha venido a la mente esas calles llenas de gente donde los carteles luminosos luchan por cada centímetro de pared. Seguro que a otros muchos os ha venido a la mente esos edificios con paneles LED anunciando cualquier cosa mientras la gente camina por la calle ignorando por completo esas pantallas. Pues bien, si esas han sido las imágenes que os han venido a la cabeza, tengo una noticia para vosotros: sin quererlo vuestra mente acaba de aterrizar en….Shinjuku!!!
Efectivamente, Shinjuku es eso y mucho más. Este barrio es la auténtica imagen que teníamos de Tokio antes de que nuestros pies comenzaran a recorrerla.
Pasear por sus calles es hacerlo por el futuro más presente que podamos imaginar. Pasear por sus calles es dejarnos avasallar por los miles de carteles publicitarios que se dejan caer por las abarrotadas paredes.
Nosotros, como no podía ser de otra forma, simplemente dedicamos nuestro paso por Shinjuku a pasear. Y eso es lo que os recomiendo. Olvidaos de visitar museos o cualquier otra cosa. Shinjuku es para vivirlo en la calle. Es para mirar a los edificios y ver esos curiosos carteles llenos de dibujos. Shinjuku es para entrar a cualquier restaurante y dejarse llevar por la intuición.
Paseando por Shinjuku encontramos la que, a nuestro juicio, fue la calle más bonita de Tokio. Lamentándolo mucho, no os puedo decir exactamente donde se encuentra ya que hace 5 años del viaje y recordar el nombre de una calle de Japón…no es tarea fácil jeje. Es una calle muy estrecha en donde sólo hay restaurantes.
Una calle donde los omnipresentes farolillos rojos te llamaban a entrar al local correspondiente. Realmente no sabemos muy bien por qué, pero es una calle que nos encantó.
Por supuesto, entramos a un restaurante cualquiera y rendimos un merecido homenaje a nuestros hambrientos estómagos.
Ahora sí, con nuestros estómagos saciados y nuestros pies doloridos del intenso día, nos íbamos a nuestro querido hotel.
Tokio nos había enamorado. Nos había conquistado por sus bellas estampas y nos había ganado con su deliciosa gastronomía.
Quien nos conoce, sabe que no somos de repetir lugares, pero desde luego con Japón estoy 100% que haremos una excepción. Con vistas como estas, ¿quién no lo haría?
6 Comments
sildavia viajes
Fui a Japón y esa mezcla insólita de modernidad, tradición, es algo simplemente flipante. Hay muchas cosas que ver en Japón,desde las metrópolis más futuristas, el arte floral del Ikebana, la paz que se respira en sus santuarios y la simplicidad zen de sus parques y jardines para mi una experiencia alucinante. Japón, es a mi parecer un destino espectacular tanto su gastronomía, tecnología, el arte, entre otras cosas que lo resaltan. Cada vez que tengo la oportunidad de viajar, este es sin duda alguna uno de mis destinos favoritos, no importa cuantas veces vaya, los viajes a Japón para mi son los mejores, siempre termino descubriendo algo nuevo que me deja con ganas de volver.
latitude
Coincido 100% con tus palabras. Nosotros solo hemos ido una vez pero tenemos claro que volveremos tarde o temprano. ¡¡Aún nos queda mucho Japón por descubrir!!
Andrea
Hola!!
Me gustó mucho el post. Me encantan los templos!!
Gracias por los buenos datos que comparten. Además es muy interesante que cuenten la historia del lugar, es como un viaje en el tiempo. También sus fotos están muy lindas!!
Anoto todo para cuando vaya a Tokio. Espero sea muy pronto 🙂
Que sigan disfrutando del viaje!!
latitude
Muchísimas gracias por tus palabras Andrea. Seguro que pronto se cumple tu deseo de visitar Tokio!!
El Mundo Con Ella
He de reconocer la belleza de los templos japoneses, así como la magia de sus tradiciones.
Me ha encantado la callecita de tiendas y, con respecto a la vista aérea de la ciudad, coincido con vosotros en la apreciación de que es impresionante lo que puede hacer el ser humano.
Pero lo de que haya tanta gente y tanto cartel… como que marea un poco. Bueno, bueno, ya veré si al final de la serie me ha convencido el destino. Por ahora, me seguiré resistiendo.
Un abrazo!!!!
latitude
Jajaja.
Si al final de todos los artículos, no te entran ganas de ir a Japón…es que no eres humana!!!!
Ya en serio, cada viaje es único y hay que ser consciente de lo que se va a visitar…y Tokio es gente y más gente.