Columna de Focas
Italia

Coliseo, Palatino y Foro Romano – Día 5

Visita a una de las 7 nuevas maravillas mundiales

Hoy tocaba uno de esos días que hay que remarcar en el calendario. Y es que no todos los días se tiene la suerte de visitar una de las nuevas 7 maravillas mundiales.

El día comenzaba muy temprano, y es que el Coliseo es probablemente uno de los edificios más visitados del mundo, y eso se traduce en muchos turistas esperando para entrar. Debéis tener en cuenta también que la entrada combinada al Coliseo, también os dará acceso al Foro y al Palatino.

Pero como siempre, existen varias opciones para no hacer cola o por lo menos minimizarla lo máximo posible.

Cómo evitar las colas en el Coliseo

Opción 1. Comprar las entradas por anticipado en Internet

Como cualquier monumento importante que se precie, es posible adquirir las entradas anticipadamente a través de internet. De esta manera, os enviarán un voucher a casa, el cuál deberéis imprimir y llevaos consigo al viaje ya que necesitaréis entregarlo en las taquillas de la entrada para que os entreguen los tickets (Nota: Hay taquillas especiales para los que llevéis el voucher impreso desde casa). La reserva la podéis hacer desde la web oficial del Coliseo. El único «pero» de esta opción es que hay que pagar un suplemento de 2€ respecto al precio en taquilla, pero creedme si os digo que esos 2€ los vais a agradecer cuando veáis las colas para entrar.

Opción 2. Adquirir la tarjeta Roma Pass.

Otra opción muy recomendable es adquirir la tarjeta Roma Pass si pensáis visitar varios museos de los que se ofrecen al comprar la tarjeta. Tiene un precio de 28€ (la de 48 horas) y en la tarjeta, está incluida la visita al Coliseo, Palatino y Foro. Al llegar a las taquillas del Coliseo, veréis una cola especial para los poseedores de la tarjeta.

Opción 3. Ir primero a las taquillas del Foro y Palatino

Al ser la entrada combinada para el Coliseo, Foro y Palatino, la podéis adquirir tanto en las taquillas del Coliseo como en la taquilla del Foro, y el truco es que en la taquilla del Foro hay muchiiiiiiiiiiiiiisima menos gente que en las taquillas del Coliseo. Aunque incluso no penséis visitar el Foro, podéis adquirir la entrada combinada en las taquillas del Foro (donde repito hay mucha menos cola), cruzar la calle y entrar al Coliseo sin hacer colas. Las taquillas del Foro y del Palatino las podéis ver en la siguiente imagen.

Taquillas Foro

Nosotros nos decidimos por la opción 3, así que a primera hora de la mañana, ya estábamos en la cola del Foro, dispuestos a hacernos con nuestras entradas. A pesar de ser temprano, ya tuvimos que esperar unos 30 minutos, así que imaginaos lo que puede ser hacer cola a media mañana y en el Coliseo.

Con nuestras entradas en la mano, tan sólo nos quedaba decidir el orden en el que realizaríamos la visita. Como siempre decimos, los viajes deben ir in crescendo por lo que primero visitaríamos el Foro y el Palatino y dejaríamos para el final el plato fuerte: el Coliseo.

Foro Romano

Es la zona en la que desarrollaba la vida social de la ciudad, el equivalente a lo que hoy serían nuestras Plazas Mayores. Cuando el Imperio romano cayó, el Foro fue quedando poco a poco en el olvido hasta que comenzaron las excavaciones en el siglo XX.

Foro Romano

De entre sus ruinas, caben destacar las siguientes:

  • Via Sacra

Era la calle principal del Foro, e iba desde el Coliseo hasta la actual Plaza del Campidoglio.

Paseando por la Via Sacra

  • Arco de Tito

Fue construido en el año 81 para conmemorar la victoria de Roma sobre Jerusalén. Como curiosidad, los judíos romanos evitaban pasar por debajo de este arco ya que representaba el símbolo histórico del comienzo de la Diáspora.

Arco de Tito

  • Arco de Septimio Severo

Edificado en el año 203 d.C para conmemorar la victoria romana sobre los partos, los cuáles aparecen en el cuadro central alejándose encadenados.

Arco de Septimio Severo

  • Basílica de Majencio y Constantino

Aunque derruida en su mayor parte, las dimensiones de los restos que quedan, son suficientes para vislumbrar el impresionante tamaño que debía tener. Su nombre proviene debido a que la Basílica fue iniciada por Majencio y terminada por Constantino en el año 315. El edificio era usado para el comercio y la administración de justicia.

Basílica de Majencio y Constantino

  • Columna de Focas

Famosa por marcar el centro de Piazza del Foro y por haber sido el último monumento erigido en el Foro. Fue construida en honor al emperador Focas por haber donado el Panteón a la Iglesia.

Columna de Focas

  • Templo de Saturno

Uno de los más importantes que existieron en el Foro. En la actualidad, tan sólo se pueden ver 8 columnas. Fue construido en el siglo V y tenía el honor de albergar el tesoro público. Para que os hagáis una idea, en tiempos de César llegó a contener 13 toneladas de oro, 114 toneladas de plata y 30 millones de monedas de plata. Casi nada.

Templo de Saturno

Palatino

Nuestra guía Lonely Planet describe el Palatino como el Beverly Hills de la época y la verdad es que no se me ocurre otra definición mejor, ya que en esta colina es donde se alzan varios palacios.

El monte Palatino es el más céntrico de las 7 colinas de Roma, y en este monte es donde se supone que Rómulo asesinó a su hermano Remo y fundó Roma en el año 753 a.C. Veamos las visitas imprescindibles del Palatino.

  • Estadio

Es la primera construcción que os encontraréis si entráis al recinto por las taquillas del Foro y el Palatino. Este estadio no estaba abierto a los ciudadanos sino que era un estadio privado usado por emperadores.

Estadio

  • Domus Augustana

Justo al lado del estadio se pueden admirar las ruinas de las que fuera la residencia del Emperador Augusto. La residencia constaba de dos plantas con una gran fuente en un patio interior.Domus Augustana

Fuente de la Domus Augustana

  • Cabaña de Rómulo

Es el lugar en donde se cree que Rómulo y Remo se criaron después de que el pastor Fáustulo los encontrara. Hoy en día hay que echarle bastante imaginación a la excavación que allí se puede ver.

Cabaña de Rómulo y Remo

Tras visitar el Foro y el Palatino, ahora sí tocaba el gran protagonista de cualquier viaje a Roma: el Coliseo.

Coliseo

«Ave, Caesar, morituri te salutant» Este era el estremecedor saludo que dispensaban los gladiadores que se iban a enfrentar entre sí en el gran Coliseo Romano. Tierra, sangre, sudor y lágrimas, hacían del Coliseo un lugar temido y amado a la vez.

2000 años después sigue teniendo el poder de convocar a las masas. Fue construido por orden del emperador Vespasiano e inaugurado en el año 80. Para su inauguración, el emperador Tito, hijo de Vespasiano, celebró juegos durante 100 días y 100 noches en las que se llegaron a matar 5000 animales. Esta obsesión por la muerte fue batida más tarde por el emperador Trajano el cual celebró juegos durante 117 días  en los que participaron 9000 gladiadores y 10000 animales.

Coliseo

Antes de entrar a su interior, queríamos verlo bien por fuera así que le dimos la vuelta completa y qué os podemos decir…si verlo en fotografías impresiona, verlo en directo apabulla. Sólo el pensar que ese edificio que tienes ante ti, lo han visto millones y millones de personas en sus 2000 años de historia te hace sentir muy pequeño. Si además eres conocedor de las sangrías que allí tenían lugar, no puedes evitar que se te humedezcan los ojos.

Tras verlo y admirar su exterior, era hora de acceder al interior. Gracias a que ya teníamos la entrada previamente comprada en la taquilla del Foro y el Palatino, entramos sin hacer cola.

Accedimos al interior y fuimos subiendo poco a poco las escaleras sin poder evitar alguna mirada furtiva hacia la arena. Y decimos furtiva porque queríamos entrar a la arena con los ojos cerrados para llevarnos esa bofetada de historia. Y así lo hicimos. Encaramos una de las muchas puertas que dan acceso a las vistas del interior y nos tapamos los ojos. Fuimos andando con cuidado de no tropezar (menudas miradas nos echaría la gente jajaja) y cuando supimos que ya teníamos la arena a la vista, nos destapamos los ojos.

Y allí estaba, 2000 años de historia frente a nuestros ojos. Estábamos contemplando la arena que un día pisaran, emperadores, gladiadores y animales.

Interior del Coliseo

Parecía como si hubiésemos retrocedido en el tiempo y fuésemos uno más de los 50000 espectadores contemplando una lucha a muerte de unos gladiadores. Teníamos la piel de gallina y los sentimientos a flor de piel.

Interior del Coliseo

Una vez superado el impacto inicial, nuestro ojos comenzaron a recorrer metro a metro las entrañas de aquel monstruo, y lo primero que llama la atención son las galerías que hay bajo la arena. Y es que el nivel inferior de la arena era una maraña de túneles por donde circulaban los gladiadores y los animales como si de un mercado se tratase. Por encima de los túneles, estaba un entramado de madera sobre el que se encontraba la arena.

Túneles del Coliseo

También vemos que las gradas tienen varios niveles, y todo tiene una explicación: las primeras filas estaban reservadas para los aristócratas, las del medio para los ciudadanos adinerados y las de arriba del todo para los plebeyos. El emperador, los senadores y las grandes personalidades, tenían su asiento reservado en el podium, una gran plataforma delante de las graderías.

No se el tiempo que pasamos dentro, pero puedo asegurar que estuvimos más de 1 hora mirando todo con detalle.

Pero todo lo bueno (y lo malo) termina, y era hora de seguir descubriendo otros rincones de la ciudad, así que tras un último vistazo, nuestros pies enfilaron la salida aunque nuestra mente aún seguía dentro del Coliseo.

Nada más salir del Coliseo, queríamos ver de cerca un impresionante arco que hay en las inmediaciones del mismo. Se trata del Arco de Constantino que fue construido para conmemorar la victoria del emperador del mismo nombre sobre su rival Majencio en la batalla de Ponte Milvio, en el año 312.

Arco de Constantino

Visto el arco, echamos un vistazo a nuestra guía y vimos que no muy lejos de allí existía una Iglesia llamada San Pietro un Vincoli famosa por albergar las cadenas con las que el mismísimo San Pedro fue encadenado en Jerusalén. Así que allá que fuimos nosotros. Por el camino no pudimos evitar echar la mirada atrás para volver a ver el Coliseo.

Selfie en el Coliseo

Tras 5 minutos, ya estábamos en la puerta de la Iglesia. Y allí estaban las supuestas cadenas. Aunque no nos consideramos demasiado religiosos, ver este tipo de reliquias llama mucho la atención.

Cadenas de San Pedro

Dimos una vuelta por la Iglesia y nos topamos con una escultura que no sabíamos que se encontraba allí: el Moisés de Miguel Ángel. La verdad es que nos pareció precioso. Una auténtica obra maestra. El propio Miguel Ángel dijo que era la creación de mayor realismo que había realizado. Tanto es así que al terminar la escultura, le dio un golpe en la rodilla derecha y le preguntó: ¿por qué no me hablas?

Moisés de Miguel Ángel

Tras salir de la Iglesia queríamos ver con nuestros propios ojos una de las ¿alcantarillas, fuentes? más famosas del mundo. La Bocca della Veritá. Se dice que si metes la mano en su boca y mientes, la escultura cerrará la boca quedándose con tu mano. Queríamos comprobarlo por nosotros mismos.

Esta escultura es un poco difícil de encontrar. La podéis ver en la Iglesia Santa Maria in Cosmedin situado justo antes de la entrada a la misma. Al llegar….sorpresa!! la Iglesia estaba cerrada. No pudimos comprobarlo de primera mano (nunca mejor dicho), así que nos tuvimos que conformar con unas fotos echadas desde la verja de la Iglesia.

Bocca della Veritá

Cuando nos dimos cuenta, la noche estaba cayendo sobre nosotros, así que nos pusimos a buscar algún sitio para cenar. En las inmediaciones de esta Iglesia veréis justo al lado del río, un montón de restaurantes (justo enfrente de la Isla Tiberina) que tienen muy buena pinta. Para un día tan caluroso como el que habíamos pasado, creímos oportuno cenar en la ribera del río. Además, las vistas eran magníficas.

Río Tíber por la noche

Con el estómago lleno tan sólo restaba volver al hotel, pero si el Coliseo es precioso de día, al caer la noche brilla con luz propia, así que no nos resistimos a tomar unas fotos por la noche (cosa que nos encanta hacer).

Coliseo por la noche

Arco de Constantino por la noche

Ahora sí, el día no dio para más, y la verdad es que estábamos cansadísimos.

Nos marchábamos de Roma, pero Roma no se iba de nosotros.

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