Primer día en Tokio y primera sorpresa
Japón

Sueño cumplido: llegamos a Tokio

Rascacielos, gastronomía y......tecnología!!

Sonaba el despertador bien temprano, pero hoy no nos importaba. Hoy era el día en el que una nueva aventura comenzaba. Y además, una aventura en mayúsculas. Teníamos por delante un viaje de 15 días en el que descubriríamos los rincones más emblemáticos de Japón y los templos más espirituales de Bali.

Inevitablemente, para los que tenemos tiempo limitado, el avión es la única opción. Además, cuando se trata de ir a Japón, casi todas las opciones pasan por hacer escala en algún país intermedio (aunque también existen vuelos directos entre Madrid y Tokio). En nuestro caso, la empresa elegida fue Qatar Airways, por lo que la escala fue en Doha.

Camino de nuestro primer día en Tokio

El trayecto fue impecable y el servicio a bordo del avión, uno de los mejores que hemos tenido en nuestros viajes. Llegamos al aeropuerto de Doha, donde teníamos unas 5 horas de espera (insuficientes para acercarnos a conocer la ciudad).

Tras tomar un tentempié, por fin salía nuestro vuelo a Tokio, aeropuerto de Narita.

Nuevamente, tanto el vuelo como el servicio a bordo fue impecable. Con razón, Qatar Airways está considerada como una de las mejores compañías aéreas del mundo.

Tras llegar al aeropuerto tocaba lo de siempre, colas en aduana para entrar al país (por cierto, si viajas desde España, no necesitas ningún visado para entrar a Japón, tan sólo el pasaporte y un billete de avión de vuelta). Tras el trámite necesario, ya vimos lo primero que nos llamó la atención en el país nipón: el respeto de los japoneses. A la hora de coger la maleta, todo el mundo esperaba pacientemente detrás de una línea a que su maleta pasase por delante. Nadie se agolpaba en la cinta transportadora.

Primer día en Tokio y primera sorpresa

Lo siguiente que hicimos fue buscar las oficinas de la compañía Keisei para comprar nuestros tickets del tren Skyliner para ir a Tokio. Nos decantamos por este tren ya que, aunque es más caro que el autobús, tras tantas horas de escalas y vuelos estábamos cansados y queríamos llegar cuando antes al hotel. Recordad que ya os hablé acerca de todas las opciones para ir desde el Aeropuerto de Narita a Tokio. No cogimos el N’Ex ya que no activaríamos hasta el día siguiente nuestro JR Pass. Al estar 8 días en el país, el abono que más nos cuadraba era el de 7 días, por lo que el primer día no teníamos nuestro JR Pass activo.

Nuestro skyliner a Ueno

Nos bajamos en la estación de Ueno, aunque nuestro hotel (Park Hotel Tokyo) estaba bastante alejado de esta parada, por lo que tuvimos que ir en metro hasta la estación más cercana (Estación de Simabashi). Al principio nos costó un poco saber cómo buscar el metro correspondiente que necesitábamos para ir desde Ueno a Simabashi, pero con un poco de paciencia, lo conseguimos sin problemas. Recordad que existe una web imprescindible para organizar vuestro viaje a Japón, la web se llama Hyperdia de la que ya os hablé en su momento.

Una vez que llegamos a la estación de Simabashi, salimos a la calle y…..¡¿¡¿ahora qué?!?! Ante nosotros, un maremágnum de rascacielos se elevaban en la oscura noche de Tokio. No teníamos ni la más remota idea de qué calle tomar para llegar al hotel, así que sacamos nuestro mapa que llevábamos de la guía Lonely Planet (que siempre nos acompaña en nuestros viajes), pero no teníamos nada claro qué dirección tomar. Tras unos 5 minutos intentando situarnos, una amable señora se paró a nuestro lado preguntándonos si nos podía ayudar (esto lo suponemos nosotros ya que la señora no hablaba nada de inglés ni, por supuesto, de español). Finalmente la señora entendió que queríamos ir al hotel, cuyo nombre le estábamos mostrando en un papel. La señora, muy amablemente nos llevó hasta la mismísima puerta del hotel (que al final resultó estar a apenas 500 metros de donde estábamos).

Esta era la segunda cosa que nos sorprendía de Japón, la amabilidad de su gente.

Llegamos al hotel y lo primero que vimos es que el edificio en el que estábamos, no era exclusivamente del hotel, si no que también habían oficinas e incluso casas privadas. En un cartel de la entrada, vimos que la recepción del hotel se encontraba… ¡¡en la planta 25!!! Luego aprendimos que esto es muy típico de Japón.

Tras el correspondiente check-in, llegamos por fin a la habitación. Descorrimos las cortinas y….¡¡espectacular!! Una amplísima cristalera (que llegaba desde el suelo al techo) dejaba al descubierto unas IMPRESIONANTES vistas de Tokio (la foto es del día siguiente, ya que no tengo fotos decentes de las vistas nocturnas).

Vista panorámica de Tokio

¡¡Simplemente por vistas como estas, ya mereció la pena todo el viaje!!

Y por supuesto, cuando uno llega a un nuevo hotel, lo primero que mira en la habitación suele ser el baño. Habíamos leído por internet acerca de los tecnológicos inodoros existentes en Japón, pero queríamos verlos con nuestros propios ojos. Y efectivamente, allí estaba. Un inodoro con unos cuantos botoncitos entre los que se incluía uno para escuchar música, otro para tirar de la cadena y otro que te echaba un chorrito de agua fresca en tus partes más íntimas jajaja. Muy friki todo.

Inodoro lleno de botones en nuestro hotel

Aunque estábamos muy cansados, teníamos mucha hambre y..¿por qué negarlo? estábamos deseando pasear por los alrededores y tener nuestra primera experiencia gastronómica.

Salimos a la calle buscando cualquier lugar en el que saciar nuestros hambrientos estómagos. Tras un pequeño paseo, entramos a un local increíblemente pequeño pero que nos llamó mucho la atención. Lo curioso es que, para pedir la comida, esta no se pedía directamente al camarero como es lo habitual. Había una máquina (parecida a una expendora de tabaco) en la cual había un montón de botones, cada uno con una foto de una comida. Introducías el dinero, y esta te daba un papel que tenías que entregar al camarero. Curioso cuanto menos.

Pedimos la sopa de ramen (una sopa con unos fideos muy largos, espinacas, setas, cebollino,etc…) y unas tortitas de tempura. Buenísimo todo.

Degustando una exquisita sopa de ramen en nuestro primer día en Tokio

Tras nuestro primer contacto con la gastronomía japonesa y con este monstruo de ciudad, nos fuimos a la cama dispuestos a descansar ya que al día siguiente comenzaba de verdad nuestra aventura. Pero eso, ya será otra historia!!

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