Vista general del pabellón
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Kinkakuji, la gran maravilla de Kioto

Nuestro viaje a Japón llegaba a su fin, pero no por ello iba a ser el día menos importante, si no todo lo contrario. En el día anterior tuvimos la oportunidad de, entre otras cosas, visitar el templo de Ginkaku-ji, más conocido como Pabellón de Plata. Para este día, y como colofón final, tocaba visitar uno de esos templos que cuando los ves en fotografías o en la tele, no te puedes creer que existan.

Recuerdo hace ya unos cuantos años, estar viendo un documental de Japón en el que aparecía un bello templo dorado rodeado de increíbles jardines. Desde entonces me puse a buscar información para ver donde se encontraba semejante maravilla. Finalmente dí con el lugar y el nombre del templo. Desde entonces supe que tarde o temprano tendría que cumplir el sueño de verlo en directo, y hoy iba a ser el día. La ciudad se llama Kioto y el templo Kinkaku-ji. Bienvenidos al templo más bonito de Japón.

Kinkaku-ji, el Pabellón de Oro

Fue construido originalmente en el año 1397 como lugar de retiro del shōgun Ashikaga Yoshimitsu. A pesar de lo bonito del templo, Yoshimitsu quiso darle un toque especial y ordenó recubrirlo con hojas de pan de oro. Aunque hay quien opina que está demasiado recargado del precioso metal, lo cierto es que a nosotros nos encanta.

Pabellón de oro


Información práctica de Kinkaku-ji

A continuación os traslado diversa información que os será de utilidad.

Cómo llegar

La forma más directa de ir es en autobus. Para ello, si partimos de la estación de Kioto, deberemos tomar el autobús y bajarnos en la parada Kinkakujimichi. Nada más bajar del autobús, apenas hay que andar 5 minutos hasta llegar a la entrada principal del templo.

Puerta principal de entrada al pabellón

El trayecto os llevará unos 40-45 minutos.

Precio y horario

  • El precio es de 400 yenes (unos 3.2€, Febrero 2019)
  • El templo abre todos los días de 09:00 a 17:00

Tras pagar nuestros tickets de entrada, nos sentimos inquietos ya que estábamos a punto de ver algo con lo que llevábamos soñando mucho tiempo. Fuimos andando poco a poco hasta que a los pocos metros, un pequeño edificio dorado empezaba a hacerse visible ante nuestros ojos.

Nuestros corazones latían con fuerza, y es que no todos los días se cumplen sueños de esta envergadura. Nuestros ojos no perdían detalle de todo lo que se abría ante nosotros. Ahí estaba, reluciente como ninguna otra cosa que hubiésemos visto hasta el momento. Como flotando en el agua se elevaba majestuoso el templo dorado. Lo conseguimos, Kinkakuji era nuestro.

Vista general del pabellón

Creo que fotografiamos el templo desde todos los ángulos posibles. Además, el día tan estupendo que hacía ayudaba mucho a ello.

Nada más entrar al templo, lo primero que se ve es un pequeño sobre el que se asoma Kinkakuji. El estanque se conoce como Espejo de Agua, ya que cuando no sopla nada de aire, el agua forma un perfecto espejo sobre el que se refleja la silueta del templo.

El templo está compuesto por tres pisos. El primero de ellos se conoce como Cámara de las Aguas y representa la típica decoración de estilo japonesa con sus puertas moduladas de madera. El segundo piso, llamado Torres de las Ondas del Viento, representa el estilo samurai y contiene en su interior una estatua del Bodhisattva Kannon. Por último, la tercera planta es de estilo zen chino y su interior albergo 3 budas rodeados por 25 estatuillas Bodhisattvas. Coronando el edificio podemos observar una estatua del fénix chino también dorada.

Detalles del techo de Kinkakuji

Tras fotografiar el templo por activa y por pasiva, nos dimos un paseo por el precioso jardín que rodea a Kinkakuji. Es increíble ver la cantidad de detalles que pueblan los jardines japoneses. Ninguna rama está puesta al azar y todo tiene su por qué.

Espectacular jardín de Kinkakuji

Árboles de Kinkakuji

Llegaba la hora de seguir avanzando en nuestro viaje. Atrás dejábamos un sueño cumplido, pero era hora de seguir descubriendo los maravillosos templos de Kioto.

Ryoanji, un oasis de paz

Se trata de un templo zen que forma parte del conjunto de templos de Kioto denominado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.

Aunque el templo es muy bonito de ver, sin duda alguna lo realmente curioso de este recinto no es el templo, si no el jardín. Pero ¡¡ojo!!, no pensemos en los jardines que hemos estado viendo hasta ahora. El jardín de Ryoanji es un jardín seco. Se trata de un espacio cubierto de grava blanca en el que existen 15 rocas dispuestas de forma «aleatoria». Entrecomillo la palabra aleatoria, debido a que su autor no dejó ninguna nota acerca del significado de las piedras por lo que no se sabe con exactitud qué es lo que representa.

Jardín zen de Ryoanji

Además del jardín zen, es muy recomendable dar un paseo por los alrededores del templo, ya que posee un bello jardín con un precioso estanque muy fotogénico repleto de nenúfares.

Jardín de nenúfares en Ryoanji

Precioso jardín en Ryoanji


Información práctica de Ryoanji

Veamos  alguna información útil para visitar este bonito templo zen.

Cómo llegar

  • Si partís desde la estación de Kioto, la mejor manera es usar el autobús (gratuito si lleváis el JR Pass). Deberéis tomar bien la línea 50 (estación final Ritsumeikan Daigaku Zen) o la línea 205 (estación final Warantenjin-mae) que os dejará a escasos 5-10 minutos andando del templo.
  • Si partís del templo Kinkaku-ji, la mejor manera es ir andando ya que apenas hay unos 20-25 minutos andando entre ambos templos, distancia ideal para cubrirla andando y descubrir la ciudad a golpe de zapato. Esta fue nuestra opción elegida.

Precio y horario

  • De Marzo a Noviembre, el horario es de 08:00 a 17:00
  • De Diciembre a Febrero, el horario es de 08:30 a 16:30
  • En cuanto al precio, el coste del ticket es de 500 yenes (unos 4€, Febrero 2019)

Tras estar un buen rato observando el jardín de rocas, llegaba el turno de otro icono de Kioto, conoceríamos nuestro segundo castillo japonés (el primero fue el Castillo de Hiroshima). Un castillo que nada tiene que ver con las construcciones de este estilo que tenemos en Europa. El castillo de Nijō nos esperaba.

Castillo de Nijō

Corría el año 1601 cuando el shōgun Tokugawa Ieyasu mandase construir una residencia para el clan de los Tokugawa. La duración de las obras llevó a que Ieyasu no viese su construcción finalizada sino que sería su nieto, el también shōgun, Tokugawa Iemitsu el que tuviera dicho privilegio.

Precioso edificio el de Nijo

El castillo está dividido en dos anillos concéntricos separados por fosos de agua. En el anillo exterior podemos encontrar el Palacio de Ninomaru. Los palacios del castillo, al contrario que otros en Japón, eran muy ostentosos con el único ánimo de impresionar a cuantos visitantes se alojaran en él.

Cruzamos a Ninomaru por una de las preciosas puertas principales. La puerta, realizada en madera y con toques dorados, está repleta de detalles y fue una de las que más nos gustó de todo el viaje.

Una de las puertas del castillo de Nijo

Tras cruzar la puerta, a mano izquierda nos encontramos con un PRECIOSO jardín (uno más de nuestro viaje). La parte principal del jardín de Ninomaru está compuesta por un lago salpicado de rocas. Nos volvió a dar la impresión de que las rocas no estaban distribuidas aleatoriamente si no que todo tenía su por qué.

Precioso jardín el del Castillo de Nijo

Tras visitar el jardín, pasamos al interior del Palacio de Ninomaru en donde, enseguida, nos llamó la atención lo ruidoso del suelo. Pues bien, hasta esto tiene su por qué. Resulta que el shōgun, muy celoso de su protección, ordenó montar el suelo de manera que al pisar el tatami, este resonase con un pequeño ruidito. De esta manera, el shōgun siempre estaría alerta ante un eventual ataque. A este suelo se le conoce como el Suelo del Ruiseñor.

*Nota: no está permitido realizar fotos en el interior del Palacio de Ninomaru

Con Ninomaru visitado, pasábamos al anillo interior conocido como Honmaru. Lamentablemente, el Palacio de Honmaru no está abierto al público, por lo que sólo resta pasear por sus preciosos jardines. En Honmaru os recomiendo que subáis las escaleras que hay situadas en una de sus esquinas ya que desde allí obtendréis unas preciosas vistas de todo el recinto.

Preciosa panorámica del Castillo de Nijo


Información práctica del Castillo de Nijo

Como siempre, veamos una pequeña información que espero os sea de utilidad.

Cómo llegar

  • Si partís desde la Estación de Kioto, lo más fácil es tomar los autobuses de la línea 9 o de la línea 50, los cuáles os dejarán en la parada Nijojomae (justo enfrente del castillo)
  • Si por el contrario, estáis siguiendo nuestro itinerario al pie de la letra y, por lo tanto, partís de Ryoanji, lo mejor es que vayáis a la parada de autobús de Ritsumeikan Daigaku Zen (a unos 10 minutos andando de Ryoanji) y toméis la línea 50 que os dejará en la parada de Nijojomae

Precio y horario

  • El castillo se encuentra abierto desde las 08:45 hasta las 17:00 (la última hora de entrada permitida es a las 16:00)
  • El precio de la entrada es de 600 yenes (unos 5€, Febrero 2019)

Se hacía la hora de comer, así que entramos al primer lugar que vimos abierto con la mente ya puesta en la sería la última visita de nuestra estancia en Japón, Fushimi Inari.

Fushimi Inari, la montaña de los toriis

Se trata del principal santuario dedicado al dios Inari, dios del arroz y de los comerciantes. El santuario fue fundado en el año 711 y desde entonces, cuando un empresario o comerciante ha querido buscar la prosperidad en su negocio, ha donado un torii a este santuario. De esta manera, el santuario cuenta con miles de toriis provenientes de donaciones particulares.

Pasillo de toriis en Fushimi Inari

Los toriis se encuentran dispersos a lo largo de los más de 4 kilómetros de caminos con los cuenta el santuario. 

Nada más llegar al santuario, os encontraréis con dos grandes toriis que tendréis que atravesar hasta llegar a la puerta principal del santuario, la puerta Romon.

Uno de los dos toriis de entrada a Fushimi Inari

Segundo torii de entrada a Fushimi Inari

Atravesando dicha puerta, llegaréis al salón principal del santuario, el Salón Honden, ricamente decorado con oro u otros metales.

Templo principal en Fushimi Inari

Tras ver el salón Honden, llega lo bueno (y lo más duro), recorrer los pasillos bajo el abrigo de los toriis. Este santuario se encuentra en un monte, por lo que los pasillos son un laberinto de escalones en busca de la cima de la montaña. Es por ello, que si lo visitáis en verano, os recomiendo ir con agua suficiente ya que la vais a necesitar. Aún así, el esfuerzo merece la pena.

Pasillo principal de toriis en Fushimi Inari

Seguro que muchos os estaréis diciendo que esta foto os suena de algo… Pues efectivamente, Fushimi Inari se hizo muy famoso al aparecer en la película Memorias de una Geisha. Aquí os dejo uno de los extractos en los que aparecen los pasillos de toriis.

Os recomiendo que os toméis el paseo con calma ya que, aparte de los escalones, tenéis rincones realmente espectaculares para sentaros y admirarlos mientras descansáis.

Santuario escondido en Fushimi Inari

Casi en la cima de la montaña, nos encontramos con un simpático artesano que vendía souvenirs. Entre ellos nos llamó especialmente la atención unos toriis en miniatura en los que el vendedor podía escribir lo que nosotros quisiéramos. Por supuesto, hicimos nuestra compra y hoy luce precioso en el salón de nuestra casa.

Nuestro recuerdo en Fushimi Inari

Tras alcanzar la cima, ahora tocaba lo más fácil, descender los cientos de escalones que habíamos subido. Al llegar abajo, la puerta Romon nos regalaba una bella estampa.

Puerta principal de Fushimi Inari


Cómo llegar a Fushimi Inari

Desde la estación central de Kioto es muy fácil. Tenéis que tomar el JR Nara Line y bajaros en la parada Inari Station. Este trayecto apenas os llevará 5 minutos. Recordad que en esta entrada os conté todo acerca del sistema ferroviario de Japón así como el uso del imprescindible Japan Rail Pass.


Ahora sí, con esta visita terminábamos nuestra idílica experiencia en Japón. Un país que nos ha maravillado ya que sabe conjugar a la perfección el progreso con las más arraigadas tradiciones. Además, también nos ha conquistado por el estómago. No obstante, se trata de nuestra cocina preferida.

Enamorados de la gastronomía japonesa

Nos quedó mucho Japón por ver, por eso estamos 100% seguros que volveremos a este maravilloso país. ¡¡Hasta pronto Japón!!

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