De cuando conocimos el Teatro Negro en Praga – Día 8 Un adiós muy especial
Todo lo bueno acaba y este iba a ser nuestro último día en Praga.
Para hoy habíamos dejado el día libre y lo único que queríamos hacer era pasear sin ninguna prisa por esos lugares que nos habían encandilado estos dos días atrás y terminar de ver aquello que se nos había quedado pendiente. Esto es algo muy recomendable ya que, normalmente, cuando uno visita una ciudad, intentamos ver el máximo número de cosas en los días que vamos a estar allí, y muchas veces nos olvidamos de pasear tranquilamente y saborear aquellas cosas que tanto nos han gustado días atrás. Es en estos días, en los que normalmente nos damos cuenta de detalles que antes se nos habían pasado por alto. Así que tenedlo en cuenta, e intentad reservar un día para pasear sin prisas por la ciudad.
Dicho esto, nuestro despertador volvía a sonar temprano (¿hemos dicho ya que nos encanta madrugar estando de viaje? jejeje) y en apenas 20 minutos (esto con niños es una quimera….) ya estábamos tomando nuestro obligatorio desayuno. Con el estómago satisfecho, desplegamos nuestro mapa y empezamos a ver por donde íbamos a comenzar el día. Tras unas cuantas dudas, finalmente optamos por la plaza Wenceslao que estaba a escasos 5 minutos del hotel.
Al llegar a la plaza, lo primero que nos sorprendió fue las dimensiones del edificio que alberga el Museo Nacional de Praga. Aunque no estábamos demasiado interesados en visitar el Museo (los que nos seguís, ya sabéis que no somos muy de museos), fuimos a preguntar no obstante por el precio. La respuesta no nos dio ninguna opción: el Museo estaba cerrado ese día. Afortunadamente, no nos supuso demasiado, ya que como hemos dicho, no estábamos demasiado interesados en dicha visita. Para que no os pase como a nosotros, antes de visitarlo, chequead el horario y los días de apertura visitando la web oficial. El precio del ticket general es de unos 7.7€ (Julio 2017).
Si partimos desde el Museo y vamos paseando a lo largo de la plaza, lo siguiente que nos encontraremos será la estatua de San Wenceslao, patrón de Bohemia.
La estatua, obra de Josef Mylsbek, está realizada en bronce. Al lado de esta estatua, el historiador checo Alois Jirásek leyó la Declaración de Independencia de Checoslovaquia en el año 1918.
Si seguimos avanzando, lo siguiente con lo que nos encontramos es con el Pasaje Lucerna. Es una especie de galería comercial construida en estilo art decó y en la que destaca por encima de todo una nueva estatua de San Wenceslao montado a caballo. La particularidad de esta estatua, es que el caballo está cabeza abajo. La estatua es obra del escultor checo David Cerny, conocido por las controversias de sus obras. Juzgad vosotros mismos.
Aproximadamente a la misma altura del Pasaje Lucerna, encontramos en la otra acera, el Grand Hotel Europa. Construido en el año 1889, fue reconstruido 15 años más tarde en estilo art noveau. Sin duda cuando paseéis por la plaza, lo que más os llamará la atención será la preciosa fachada del hotel. Además, ha aparecido en algunas películas de Hollywood como Titanic o Misión Imposible….¿os suenan las pelis?
Como curiosidad, pegada a la plaza, se encuentra una de las pocas farolas de estilo cubista del mundo. Si recorréis la plaza en sentido Sur-Norte, os la encontraréis al final de la plaza a mano izquierda, en una esquina de la calle Jungmannovo Námestí.
Tras nuestro paso por la plaza de Wenceslao, no nos resistimos a cruzar nuevamente el maravilloso Puente de Carlos, pero esta vez mucho más lento y disfrutando de las estatuas y los artistas callejeros que pueblan esta obra arquitectónica.
Tras saborear nuevamente el maravilloso puente, queríamos conocer por dentro la Iglesia de San Nicolás en el barrio de Malá Strana que no nos diera tiempo a visitar el día anterior que visitáramos el Castillo de Praga.
Tras cruzar nuevamente el Puente de Carlos, volvimos a enfilar la calle Mostecká. Llegar a la Iglesia de San Nicolás desde el Puente de Carlos es sumamente fácil, tan sólo tenéis que seguir todo recto y os toparéis con la iglesia de frente.
Cuando nos encontramos con ella cara a cara, la verdad es que no sabíamos qué pensar, ya que el exterior es bastante austero y no da la sensación de que en su interior guarde tanta belleza como habíamos leído.
Cuando nos decidimos a entrar al interior, nos quedamos perplejos ya que no parecía el mismo edificio. La austeridad y simplicidad de la fachada exterior se había transformado como por arte de magia en un entorno muy bonito donde las pinturas y las esculturas luchaban por ser la estrella de nuestro objetivo fotográfico.
Tras estar un buen rato paseando por la iglesia, volvimos a salir al exterior para poder encontrarnos nuevamente con esa idílica postal de la Iglesia de Tyn en plena Plaza del Ayuntamiento.
Así que volvimos a cruzar el Puente de Carlos (no sabría decir las veces que llegamos a cruzarlo en el viaje, ¿verdad Laura? jajaja) buscando nuestro objetivo.
Una vez llegados a la plaza, entramos a la Iglesia de San Nicolás (no confundir con la de Mala Strana, del mismo nombre). El interior, es menos espectacular que su homónima. Domina por encima de todo una espectacular lámpara de araña de cristal con adornos que se deben a los talleres Harrachovský.
Hoy en día, el templo se aprovecha como sala de conciertos. En el siguiente enlace, podéis ver los conciertos planificados en la Iglesia. El precio de la entrada es de unos 2.5€.
Tras salir de la iglesia, lo único que hicimos fue pasear por la plaza sin rumbo alguno intentando obtener los mejores ángulos de la iglesia de Tyn que tan bonita nos parece. Después de eso, simplemente nos sentamos a ver la gente pasar.
Cuando cayó la tarde, nos fuimos al hotel a reponer fuerzas para lo que iba a ser nuestra última actividad del viaje: una sesión de Teatro Negro.
Del teatro salimos encantados ya que la obra está muy currada y se notan las horas de trabajo que hay detrás.
Con esta actividad, acababa nuestro viaje que nos había llevado durante 8 días a conocer Budapest y Praga.
Historia a raudales, baños termales, relojes medievales, un viaje que había tenido de todo y del que volvimos a casa encantados.
2 Comments
Rocío Monteagudo
Ay, me gusta tanto Praga!! ❤️️ Yo también fui a ver la obra de Aspects of Alice y, aunque el argumento era un poco raro, la experiencia en sí del teatro negro me encantó. ¡Qué cosa más original!
latitude
Nosotros salimos encantado con ese teatro. No conocíamos su existencia hasta pocos días antes de ir. Repetiríamos sin duda!!