Bonita imagen del puente más icónico de la ciudad
Hungría

Visitando la orilla de Buda – Día 4

Obteniendo las mejores vistas del Parlamento desde el Bastión de los Pescadores

Estos días habíamos estado conociendo la ciudad en la parte Este del Danubio. Hoy era día de conocer la parte Oeste de la ciudad, conocida como Buda. Desde este lado del Danubio, podréis obtener las mejores imágenes del Parlamento. Pero no adelantemos acontecimientos y comencemos por el principio.

Aunque, como hemos dicho, este día lo íbamos a dedicar a conocer el otro lado del Danubio, queríamos hacer un última incursión a un monumento más (aunque fue el que más nos impresionó) dedicado a las víctimas del régimen nazi. Se trata de un impresionante (por lo que representa) monumento compuesto por 60 pares de zapatos de hierro colado. ¿Y por qué zapatos? Durante el régimen nazi al que fue sometido la ciudad, una práctica horrible por parte del ejército alemán y que te pone la carne de gallina consistía en llevar a los prisioneros a la orilla del río. Allí los ataban por parejas y les obligaban a descalzarse. Acto seguido, disparaban a uno de ellos a la cabeza y arrojaban a la pareja al agua. De esta manera, el pobre que se había salvado de que le disparasen moría ahogado debido al peso muerto de su pareja. Así en toda su crudeza.

Sobrecogedor monumento a las víctimas de los nazis

Como hemos dicho, lo sorprendente de este monumento no es la originalidad ni nada por el estilo. Lo realmente sobrecogedor es la historia que guarda detrás. Esperemos que esto no vuelva a repetirse.

Tras este duro baño de realidad, tocaban cosas más alegres y poníamos rumbo a la otra orilla del Danubio.

Aunque el Danubio a su paso por Budapest tiene varios puentes que conectan sus orillas, os recomiendo sin ninguna duda que lo atraveséis por el bonito e impresionante Puente de las Cadenas.

Puente de las Cadenas

Se trata del puente más antiguo de la ciudad. Hasta su construcción, la única manera de cruzar hasta la otra orilla era haciendo uso de algún barco. Leemos por internet que incluso, en invierno, se podía cruzar andando por sus congeladas aguas. No fue hasta finales de 1849 cuando, tras 20 años de obras, se dio por inaugurado.

Tras sobrevivir a crudos inviernos, no consiguió sobreponerse a la irracionalidad humana ya que los nazis volaron todos los puentes de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. El puente que podemos ver hoy en día no es el original, sino una restauración que data de 1949, 100 años después de la inauguración del primer puente. (Nota: Si queréis ver una foto del estado en el que quedó el puente tras su voladura, podéis visitar el anterior artículo que escribimos en nuestra web en el que se ve una foto en una exposición de la Casa del Terror).

Bonita imagen del puente más icónico de la ciudad

Enfilamos el Puente de las Cadenas y dos leones de piedra nos dan la bienvenida. Una de de las fotos más bonitas es la del puente con el Castillo de Buda como telón de fondo. A mitad de recorrido, el puente dispone de unos descansillos en los que puedes salirte del reguero de gente que cruza el puente para poder admirar las vistas del Parlamento en todo su esplendor, aunque no serán estas las mejores vistas que obtendréis este día.

Vistas de los dos leones del puente

Una vez que atravesamos el imponente puente, se alzaba majestuoso ante nosotros el gran Castillo. Pero antes queríamos hacer otra visita im-pres-cin-di-ble, desde donde, ahora sí, obtendréis la tan ansiada fotografía del Parlamento: el Bastión de los Pescadores.

Para subir a la colina podéis usar el medio de transporte más antiguo del mundo: las piernas. Aunque también existe la posibilidad de subir en funicular. No tiene pérdida, nada más atravesar el puente, veréis el funicular justo enfrente. Por unos 4€ por trayecto (Junio 2017) podréis tomar dicho transporte. Obtendréis descuento si compráis el billete de ida y vuelta. Puesto que por aquel entonces viajábamos sin niños, nosotros decidimos subir andando por unas escaleras que quedan a la izquierda del funicular.

Una vez arriba giramos a mano derecha para encontrarnos frente a frente con el Bastión de los Pescadores.

Bastión de los Pescadores

Es el mejor mirador que posee la ciudad. Fue construido entre 1895 y 1902. El conjunto arquitectónico cuenta con 7 torres que representan a las 7 tribus magiares que fundaron el país, como ya viéramos en nuestra anterior entrada en la que visitamos la Plaza de los Héroes. El nombre del mirador proviene en honor del grupo de pescadores que defendieron este enclave a orillas del Danubio.

La visita al Bastión la debéis combinar con la bonita Iglesia de Matías, justo al lado del Bastión.

Lo primero con lo que nos topamos fue con la Iglesia de Matías. Un bonito edificio neogótico en el que se han llevado a cabo eventos tan importantes como la coronación de Carlos IV, último rey de la dinastía de los Habsburgo en 1916.

Detalle de la fachada de la Iglesia

El precio de la entrada es de unos 5€ (Junio 2017) y os recomiendo entrar ya que el interior es precioso. Cuando nosotros la visitamos, la pena fue que estaban restaurando el interior por lo que no pudimos apreciar con detalle toda su belleza. Pero entre andamio y andamio, vimos que es una visita que merece mucho la pena.

Detalles del interior de la iglesia

Tras echar un último vistazo a la iglesia, salimos al exterior para encontrarnos con el ya archiconocido Esteban I (¿recordáis cuando vimos todas sus reliquias en esta entrada?). En este caso, su presencia venía a través de una bonita estatua de bronce que se encuentra a las afueras de la iglesia.

Estatua de Esteban I

Tras saludar al primer rey de Hungría, estábamos ansiosos por contemplar por fin las famosas vistas del Parlamento desde la orilla de Buda.

Lo primero que nos sorprendió fue la arquitectura del Bastión ya que no se parece en nada a ninguna otra construcción de la ciudad. A nosotros personalmente nos encantó.

Bastión de los Pescadores

Nos quedamos un buen rato admirando las curvas de esta edificación, pero no podíamos más y queríamos asomarnos al bonito mirador. Sentíamos esas cosquillas en la barriga sabiendo que estábamos a punto de ver una imagen que perduraría en nuestra mente para siempre. Nos acercamos poco a poco, y al fin, lo vimos. El recto Danubio trazaba una impenetrable barrera tan sólo surcada por puentes que antaño no existían, puentes que hace pocos años sufrieron la ira de uno de los regímenes más perverso que ha conocido la humanidad. Y al otro lado de la barrera se alzaba majestuoso EL EDIFICIO. El símbolo de todo un país como lo es la Torre Eiffel para Francia o el Big Ben para Inglaterra. Ante nosotros, el Parlamento nos miraba desafiante sabiendo que era el objetivo de todas las cámaras que allí se agolpaban.

Vistas del Parlamento desde el Bastión de los Pescadores

No podíamos apartar la mirada del hipnótico edificio. Pero no sólo el Parlamento se llevaba todas las miradas, el Puente de las Cadenas a su izquierda e incluso el propio Bastión eran objetos de las cámaras. Y es que, realmente, mirases donde mirases siempre había algo que llamaba tu atención.

Vista panorámica del Parlamento Lateral del Bastión Lateral del Bastión Vistas del puente desde el Bastión de los Pescadores

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No sabríamos decir el tiempo que estuvimos allí asomados a ese balcón de lujo de la ciudad, pero puedo asegurar que alguna hora se nos fue.

Tras agotar a nuestros ojos con semejantes vistas, tocaba la hora de visitar el Castillo de Buda, también conocido como Palacio Real.

Castillo de Buda

También conocido como Palacio Real por ser la antigua residencia de los reyes de Hungría.

Construido a lo largo del siglo XIV y reconstruido más tarde a mediados del siglo XVIII como símbolo de la dominación de los Habsburgo sobre el Imperio Otomano.

Aunque lo que vemos hoy en día, corresponde a una ampliación llevada a cabo en 1904 que llevó al Palacio a ser uno de los más monumentales y grandes de Europa.

Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, el Palacio fue arrasado. Posteriormente con la llegada de los comunistas al país húngaro, el Palacio fue reconstruido. Obviamente, cualquier motivo monárquico fue retirado del Palacio.

Actualmente, el Castillo de Buda alberga la Biblioteca Széchenyi, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest.

Siguiendo la calle que queda a la izquierda de la Iglesia de Matías (quedando esta a nuestras espaldas), llegamos en apenas en 5 minutos al Palacio.

Puesto que no teníamos intención de entrar al Palacio, ya que los museos no nos llamaban demasiado la atención, el tiempo que allí estuvimos lo dedicamos a pasear por los tranquilos alrededores del Palacio y a no perdernos detalle de las estatuas, jardines y fuentes que decoran las inmediaciones del Palacio.

Jardines del Castillo Jardines del Castillo Estatua del Castillo Estatua del Castillo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tras un agradable paseo, decidimos bajar de la colina para continuar nuestro camino por la orilla del río. Y es que queríamos ver de cerca una estatua con un nombre muy conocido: Estatua de la Libertad.

Pues sí, aunque evidentemente la estatua neoyorquina del mismo nombre es la más famosa del mundo, Budapest también tiene la suya propia.

Estatua de la Libertad

Emplazada en la colina Géllert, fue erigida en 1947 en honor al pueblo soviético, liberador del país húngaro de manos nazis.

Consta de una figura de bronce de 14 metros de alto levantada sobre un pedestal de 26 metros. Originalmente en el pedestal se podía leer lo siguiente:

» A la memoria de los héroes soviéticos liberadores. El agradecido pueblo húngaro. 1945«

Poco a poco, el sentimiento soviético fue disminuyendo, hasta que en 1989, con la entrada de la democracia en el país, el texto fue cambiado por el siguiente: «A la memoria de todos aquellos que sacrificaron sus vidas por la independencia, la libertad y la prosperidad de Hungría»

Aunque es posible subir a la colina en un autobús, os recomiendo subir andando ya que las vistas son envidiables.

Una vez llegados arriba, sólo restaba disfrutar de la estatua que tanto representa para el pueblo húngaro.

Estatua de la Libertad

Además, desde la colina Gellert también se observan unas espectaculares vistas. Juzgad vosotros mismos.

Vistas del Danubio desde la colina de Géllert Vistas de la ciudad desde la colina Géllert Vistas del exterior del Palacio Real Puente de las Cadenas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El sol se ponía y era hora de ir bajando camino de nuestro hotel. Cuando llegamos abajo, era noche cerrada, y ya desde el otro lado del Danubio pudimos ver iluminados todos aquellos símbolos cargados de patriotismo que habíamos visto durante el día. Y es que Budapest, bien merece una visita.

Budapest iluminada por la noche

 

 

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