Bella estampa de la Abadía de Kylemore
Irlanda

Abadía de Kylemore y Sky Road, los dos imprescindibles del condado de Galway

Tras nuestro paso por el espectacular condado de Donegal, hoy seguíamos nuestro camino hacia el sur en busca de una nueva región irlandesa. En esta ocasión, nos acercaríamos al condado de Galway donde nos dispondríamos a conocer otro par de maravillas de este país que tanto nos estaba ofreciendo. En primer lugar, veríamos un monumento al amor. Ya sabemos que, el gran monumento mundial al amor es el Taj Mahal de la India, pero en Irlanda existe otro menos conocido aunque igualmente increíble, hablamos de la preciosa Abadía de Kylemore. Además, estando en esta región, también nos acercaríamos a conocer una espectacular carretera conocido como Sky Road, en la que podremos ver la naturaleza más bella de Irlanda. Naturaleza, amor e historia se dan la mano para regalarnos uno de los mejores días que pasamos en Irlanda. Seguid leyendo y descubriréis la razón.

Abadía de Kylemore en Connemara, donde reside el amor

Aunque el título pueda parecer algo pretencioso, estamos seguros que, cuando conozcáis la historia que esconde este pequeño rincón del Parque Nacional de Connemara, seguro que cambiáis de opinión.

Corría el año 1852 cuando Mitchell Henry y su esposa Margaret Vaughan deciden pasar una romántica luna de miel en Connemara. Durante uno de los almuerzos, Margaret queda prendada de la belleza del lugar y le comenta a su ya esposo Mitchell que le encantaría poder vivir en aquel lugar y no limitarse simplemente a visitarlo esporádicamente. Mitchell, decide cumplir el deseo de su mujer y, tras 13 años de obras, se concluye la construcción del precioso castillo al que se mudarían a vivir la feliz pareja.

Abadía de Kylemore

Al castillo no le faltaba de nada, habitaciones por doquier, un salón de baile, una biblioteca…todo era poco para satisfacer a Margaret. Allí pasaron unos años muy felices. Años que vieron crecer a los nueve hijos que tuvieron la radiante pareja. Nada podía romper ese estado de felicidad absoluta…o sí.

Año 1875, la pareja decide realizar un viaje para conocer las maravillas de Egipto. Lamentablemente, todo se trunca y Margaret contrae unas fiebres durante el viaje. Días más tarde, la desdichada Margaret muere. Mitchell ante tal tragedia, evita ir al castillo ya que le trae demasiados recuerdos. No obstante, decide construir una pequeña iglesia en conmemoración a su esposa, con unas bellas proporciones que a día de hoy se puede visitar. La pena de Mitchell duró 35 años, ya que falleció en 1910, uniéndose ahora sí para siempre a su querida esposa.

Cómo llegar a la Abadía de Kylemore

La abadía está situada a orillas del lago Pollacappul (menudo nombrecito…) el cuál es un apéndice del lago Kylemore, mucho más grande, en plena región de Connemara. Para llegar a la abadía debéis tomar la carretera N59 ya que Kylemore se encuentra justo a orillas de esta carretera.

La ciudad importante más cercana es la ciudad de Galway. Si estáis en esta ciudad, lo mejor es alquilar un coche ya que en apenas hora y cuarto llegaréis a la abadía.

No obstante si preferís, también tenéis la opción de realizar la visita mediante un tour guiado. Tenéis varias opciones:

La opción de transporte público no os la recomiendo ya que no hay bus directo entre Galway y Kylemore, así que tendréis que hacer transbordo en la cercana Clifden y esperar al siguiente bus.

Qué ver en la Abadía de Kylemore

Ahora que ya conocemos la bella y triste historia del lugar, seguro que os han entrado ganas de verlo con vuestros propios ojos. Así que seguid leyendo porque os cuento todo lo que necesitáis saber para visitar la bella abadía.

En nuestro caso, llegamos en coche a la abadía. Esta dispone de un parking gratuito bastante grande por lo que no tendréis problema alguno en aparcar. Nada mas bajar del coche y, tras andar unos pocos metros, por fin aparece ante nosotros la majestuosa abadía. La estampa que se nos presentaba ante nosotros era sencillamente impresionante. La cámara de fotos echaba humo intentando reflejar lo que captaban nuestras retinas.

Panoramica de la Abadía de Kylemore

No exagero si digo que estuvimos fácilmente unos 20 minutos contemplando aquella maravilla. En ese momento entendí la fijación de Mitchell y Margaret por aquel fabuloso lugar. ¡¡Cómo para no enamorarse!!

Bella estampa de la Abadía de Kylemore

Unas cuantas fotos después decidimos que era hora de visitarla más de cerca así que nos acercamos a la taquilla a sacar nuestras entradas. ¡¡Estábamos impacientes por verla de cerca!!


Precios y horarios de la Abadía de Kylemore

Dependiendo de la fecha en la que la visitéis, tendréis un horario u otro siendo estos los siguientes:

  • De noviembre a marzo abre de 09:30 a 16:30
  • De abril a junio abre de 09:30 a 18:00
  • Julio y agosto abre de 09:00 a 19:00
  • Septiembre y octubre abre de 09:30 a 17:30

En cuanto al precio de la entrada es de 14€, pero si realizáis la reserva online, os aprovecharéis de un 10% de descuento por lo que os saldrá por 12.6€ (enero 2020).

Podéis realizar la reserva de los tickets y ampliar información en la web oficial de la Abadía de Kylemore


Tras comprar nuestros tickets, era hora de acercarnos a ver si de cerca era tan impresionante como de lejos.

Un bonito recorrido por la abadía

Nada más cruzar el torno que da acceso al recinto, dispusimos nuestros pasos hacia el edificio principal ya que estábamos deseosos de verlo por dentro. Nada más cruzar la puerta ya nos dimos cuenta del excepcional estado de conservación en el que se encuentra. Todo cuidado al más mínimo detalle. Daba la sensación que, en cualquier momento, iba a aparecer por la puerta el matrimonio Mitchell y Margaret preguntando qué narices hacíamos en su casa.

Salón de la Abadía de Kylemore

Increíble interior de la Abadía de Kylemore

Incluso se pueden ver los juguetes que un día usaran los hijos del feliz matrimonio. Por supuesto, este fue el rincón preferido de Daniel y Hugo y tuvimos que cogerlos bien para que se subieran a los desgastados caballos jeje.

Juguetes en la Abadía de Kylemore

La visita se hace muy entretenida ya que hay paneles informativos a lo largo de todas las salas que explican la vida de la pareja y la historia de la abadía.

Paneles informativos dentro de la Abadía de Kylemore

La visita se hace muy entretenida ya que hay paneles informativos a lo largo de todas las salas que explican la vida de la pareja y la historia de la abadía.

Iglesia de Kylemore

Apenas a 5 minutos andando de la abadía (20 minutos si vas con dos niños de 2 y 4 años…) se encuentra la coqueta iglesia de Kylemore.

El camino a la iglesia se hace a través de un bellísimo camino que transcurre por el borde del lago Pollacappul y atraviesa una espesa nube de árboles. Toda una declaración de intenciones.

Lago Pollacappul

Camino de la Iglesia de Kylemore

Como hemos dicho más arriba, esta iglesia fue construida por orden de Mitchell para honrar la memoria de su esposa Margaret.

Iglesia de Kylemore

Tanto por fuera como por dentro parece una catedral en miniatura, una especie de bonsai de catedral, lo cual le da un encanto adicional. Se nota que el desdichado Mitchell no escatimó ningún detalle en la construcción del templo. Es sin duda, un perfecto testigo mudo del amor que la pareja se profesaba.

Interior de la Iglesia de Kylemore

Mausoleo de Kylemore

Tras visitar la preciosa iglesia, tocaba el turno de ver de cerca del lugar en el que descansan los restos de la Mitchell y Margaret. Se trata de un pequeño mausoleo realizado en ladrillo que se encuentra en plena naturaleza. Allí fueron enterrados en primer lugar los restos de Margaret. Durante 35 años, Mitchell estuvo separada de su compañera de viajes hasta que, en 1910, su cuerpo y su mente se reencontraron por fin con su bella amada.

Mausoleo de Kylemore

Ahora que ya conocíamos en profundidad la historia de Margaret y Mitchell, era hora de continuar el camino y volver a sumergirnos en esa bella naturaleza que ofrece Irlanda. Nos tocaba recorrer una de las carreteras más bellas del país, hablamos de la Sky Road.

Sky Road, la carretera del cielo

No podían haber elegido un nombre mejor para esta carretera panorámica que transcurre por un rinconcito del condado de Galway. Se trata de la típica carretera estrecha en el que vas dejando a tu paso casas en mitad de la nada donde las ovejas y las vacas campan a sus anchas sin más límites que el Océano Atlántico.

Carretera Sky Road

Donde está la Sky Road

Situada a apenas 20 minutos en coche desde la abadía de Kylemore, se encuentra el desvío que une la Sky Road con la N59 (carretera que debéis tomar para ir desde la abadía a la Sky Road). Una vez tomado el desvío tenéis a vuestra disposición un bello camino de unos 20 kilómetros para degustarlos sorbo a sorbo y sin ninguna prisa.

Desde el desvío, si seguís la carretera en sentido antihorario, llegaréis a Clifden, el pueblecito en donde finaliza la Sky Road.

Mapa orientativo de la Sky Road

Tomábamos un desvío a la derecha en donde se podía leer que comenzaba la Sky Road. Apenas unos pocos cientos de metros, ya hacíamos la primera parada para admirar los bellos paisajes que nos empezaba a deparar esta carretera (y no eran ni mucho menos los mejores).

Inicio de la Sky Road

Además, si vais con niños, esta carretera es ideal ya que atraviesa grandes extensiones de terreno en el que las vacas son las auténticas jefas. Os puedo asegurar que, en apenas 3 o 4 kilómetros paramos unas 4 o 5 veces para ver las vacas de cerca. El simple hecho de ver las caras de auténtica felicidad de Hugo y de Daniel merecía la pena.

Viendo las vacas en Sky Road

Desde la carretera, podíamos vislumbrar la serpenteante carretera que se extendía ante nosotros y, lo mejor de todo es que, incomprensiblemente no había prácticamente nadie realizando la ruta lo cual le añade un plus de belleza aún más si cabe.

Vista panorámica de la Sky Road

Cuando ya creíamos que habíamos visto lo más bonito, la carretera volvió a dar un giro inesperado y nos dejó en el Sky Road Wild Atlantic View Point, o lo que es lo mismo, el mirador más bonito de la carretera (y eso es mucho decir). Ante nosotros se extendía una basta extensión de océano que terminaba golpeando una costa salpicada de islotes y casas. No podíamos creer lo que veían nuestros ojos. Irlanda se mostraba ante nosotros en su máximo esplendor y nosotros estábamos allí para verlo.

Mirador Sky Road

Mirador de la Sky Road

Tras estar allí unos 15 o 20 minutos (habríamos estado más, pero hacía muchísimo viento), seguimos nuestro camino hacia la localidad de Kinvara donde haríamos noche.

Atrás quedaba un increíble día en el que nos habíamos emocionado al conocer la historia de Margaret y Mitchell y en el que recorrimos la que probablemente sea la carretera más bonita de toda Irlanda, la Sky Road. El viaje continuaba y el día siguiente prometía…los acantilados de Moher nos esperaban.

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