Castillo de Blarney, la fortaleza del condado de Cork
Uno de los principales motivos por los que elegimos Irlanda como destino vacacional fue, aparte de por su espectacular naturaleza, por su extensa colección de castillos difuminados por todo el país. Con los castillos de Glenveagh y Dunguaire ya visitados, hoy cerrábamos el círculo con uno de los castillos más bellos de todo el país. Nos desplazábamos a otro nuevo condado, el de Cork, en el que aparte de visitar su principal ciudad, también aprovechamos para conocer de cerca esta auténtica fortaleza que antaño viviera sus años más gloriosos. Hoy era el turno de visitar el Castillo de Blarney.
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Historia del castillo de Blarney
Aunque hoy en día podemos ver una edificación de piedra, lo cierto es que la primera construcción de la que se tienen datos está fechada en el siglo X y estaba construida totalmente en madera. Esta construcción duró unos 300 años hasta que esta primera edificación fue destruida y, en su lugar, se construyó otra nueva allá por el año 1210 pero esta vez realizada en piedra.
Nuevamente, esta segunda fortaleza volvió a ser destruida para volver a renacer de sus cenizas en el año 1446, cuando el rey de Munster, un tal Dermot MacCarthy la reconstruyó. Pero no solo eso, sino que, en los alrededores construyó una pequeña villa igualmente fortificada por férreos muros de unos 5 metros de grosor.
Hoy en día, lo que queda en pie de esa tercera fortificación es la increíble torre del homenaje, la cual es visitable y en donde podremos ver y besar la conocida como Piedra de la Elocuencia.
Piedra de la elocuencia, una piedra repleta de leyendas
Irlanda está repleta de leyendas como aquella que nos contaba cómo se formó la Calzada de los Gigantes. Pues bien, el castillo de Blarney no es ninguna excepción y también cuenta con la leyenda de la Piedra de la Elocuencia.
Se trata de una piedra actualmente encastrada en el muro de la parte superior de la torre del homenaje que, según dice la leyenda, otorga el don de la elocuencia a quien la bese.
Según la leyenda, la piedra de la elocuencia (también conocida como piedra de Blarney) formaba a su vez parte de otra piedra conocida como Piedra de Scone (también conocida como Piedra del Destino). Esta piedra formaba parte del acto de coronación de los reyes escoceses durante la Edad Media. A inicios del siglo XIV, los escoceses se rebelaron en armas contra el dominio inglés en la conocida como Batalla de Bannockburn. Los irlandeses prestaron su ayuda a los escoceses en su cruzada contra los ingleses que finalmente desembocó en la independencia de Escocia. Como muestra de agradecimiento, el rey Roberto I de Escocia regaló la piedra a los irlandeses.
Otra de las leyendas dice que esta piedra era la que usaba Jacob como almohada y que fue llevada a Irlanda por el profeta Jeremías.
También se cuenta que fue llevada a cabo durante la época de las cruzadas, guerras religiosas que enfrentaron a los católicos contra los musulmanes.
En fin, como podéis ver, lo único que está claro es que no está claro cómo llegó a su actual emplazamiento. Cada cual que elija la manera que más le guste jeje.
Horario de apertura del castillo de Blarney
El horario es de lo más variopinto. Lo único fijo a lo largo de todo el año es que abre a las 9 de la mañana. Sin embargo, el horario de cierre varía mucho a lo largo de los meses. Además, los domingos, el horario de cierre también varía respecto al resto de la semana.
Para que podáis comprobar por vosotros mismos el horario que más os interese, os dejo la web oficial del castillo.
Precio de la entrada al castillo
La entrada al castillo de Blarney no es precisamente de las más baratas que existen en Irlanda. Los precios si compráis la entrada in situ son los siguientes:
- Adultos: 18€ *
- Niños (entre 8 y 16 años): 8€ *
No obstante, si os queréis ahorrar unos eurillos, podéis reservar las entradas online siendo los precios:
- Adultos: 16€ *
- Niños (entre 8 y 16 años): 7€ *
Os dejo la web oficial del castillo de Blarney desde donde podréis obtener vuestras entradas.
*Estos precios son válidos para la temporada 2020.
Castillo de Blarney, mucho más que un castillo
Tras un corto trayecto en coche desde nuestro hotel situado en el anillo de Kerry, (insertar link) llegábamos al párking del castillo de Blarney. Una vez allí, tras comprar los tickets, cruzábamos los tornos de entrada para adentrarnos en uno de los espacios naturales más bonitos de cuantos castillos visitamos. La verdad es que pensábamos que el castillo de Blarney era solamente eso, un castillo. Nuestra sorpresa vino cuando vimos que, precisamente, lo que menos abunda es, efectivamente, el castillo. Ante nuestros ojos se desplegaban inmensas extensiones ajardinadas y perfectamente cuidadas por el ejército de jardineros que se encargan del cuidado de las instalaciones.
Es tal la cantidad de vegetación, que en algún momento piensas que estás metido de lleno en una de las más tupidas selvas que hayas visto nunca.
De hecho, entre los numerosos jardines, hay uno que se llama La Jungla y que, representa a la perfección este entorno digno de otras latitudes muy lejanas a las de Irlanda, aunque como veremos más adelante, no es el jardín más curioso de los que podemos ver.
Tras pasear un rato entre la vegetación, veréis a lo lejos la imponente torre del castillo, símbolo de Blarney. Os recomiendo que antes de entrar al castillo, intentéis verlo desde todos los ángulos posibles ya que, las vistas son realmente bellas.
Tras verlo y fotografiarlo tanto como pudimos nos decidimos a entrar a su interior. La verdad es que la cola de personas que vimos nos asustaba un poco, pero afortunadamente, avanzaba a buen ritmo.
Una vez dentro, vas viendo las pocas estancias que componían el castillo (ya que prácticamente lo único que se conserva es la torre y poco más), aunque realmente, todos subimos aquí con la intención de llegar arriba del todo para contemplar con nuestros propios ojos la famosa piedra de Blarney. Tras subir una empinadísima escalera de caracol, llegamos arriba desde donde se contemplan unas vistas realmente increíbles del entorno en el que está situado el castillo.
Allí arriba, por supuesto, hicimos cola para ver y besar, como manda la tradición, la piedra de Blarney. Peeeero, para el que no me conozca os diré que no soy muy amigo de las alturas, así que cuando vi como te tenías que colgar para darle un beso a la piedrecita…simplemente me limité a observarla. Aunque Laura no le tiene miedo a las alturas pero tampoco se animó a colgarse.
Tras ver la piedra, decidimos volver a bajar a los jardines a pasear. Allí nos encontramos con un jardín muy curioso llamado Poison Garden, o lo que es lo mismo, el Jardín Venenoso. En este jardín están expuestos todo tipo de plantas tóxicas y venenosas. Para enfatizar aún más la peligrosidad de las plantas, estas se encuentran encerradas en jaulas, lo que le da un aspecto inquietante.
Con la visita al Jardín Venenoso, dábamos por concluida la visita al precioso recinto del castillo de Blarney. Nos subíamos de nuevo al coche para poner destino al que sería nuestro último destino de Irlanda, la ciudad de Cork, pero eso ya os lo contaremos en el siguiente artículo.